Ciencia y Sociedad

Detección del Sars-Cov-2 en aguas servidas: centinela de la ciudad del futuro

Identificar brotes, llegada de variantes y decisiones tempranas permite el sistema probado en la Región, desde un piloto que da informes semanales, está pronto a cerrar y ha puesto al Biobío en la vanguardia internacional.

Por: Natalia Quiero 28 de Enero 2022
Fotografía: Seremi de Ctci Macrozona Centro Sur

Cabrero, Coronel, Laja, Mulchén y Lota son cinco comunas de las 33 de la Región del Biobío con la mayor carga viral de Sars-CoV-2, que provoca la Covid-19, y le siguen con alarma naranja Nacimiento, Quilleco y Quilaco con una concentración media a alta. Y en 18 comunas se comprobó la presencia de la variante ómicron, donde está la preocupación por ser la más contagiosa de toda la pandemia y provocar rápido aumento de casos luego de tiempos previos más auspiciosos, aunque generaría cuadros más leves que la delta, que se ha definido como mucho más peligrosa y detectada en 5 comunas.

Son las evidencias del reciente informe de la detección avanzada de Sars-CoV-2 en aguas residuales a nivel regional, entregado esta semana tras el análisis de muestras obtenidas desde el 17 al 21 de enero en 29 comunas. Pero, no es un trabajo que empezó ahora ni terminará mañana: inició a mediados de 2021 y los reportes a partir del proyecto “Centinela” se elaborarán hasta la segunda semana de febrero.

Detección y decisión oportuna

Evidenciar la evolución de la pandemia, anticipar brotes y tomar decisiones oportunas y certeras”, resalta como las trascendentes implicancias de este trabajo científico para contribuir a una mejor gestión y bienestar de la población la doctora Paulina Assmann, seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (Ctci) para la Macrozona Centro Sur, entidad impulsora de la iniciativa financiada con fondos aprobados por el Consejo Regional del Gobierno Regional del Biobío y ejecutado por el Laboratorio de Investigación en Ciencias Biomédicas (Licb) de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) en colaboración con Essbio y laboratorio Biodiversa.

El proyecto considera a 31 comunas del Biobío que poseen la factibilidad técnica para muestrear las aguas residuales desde donde se extrae una muestra comunal a la semana que se analiza como símil de hacer un PCR masivo a sus habitantes y también de genómica para identificar variantes.

La iniciativa, relata, nació desde la experiencia ganada por un pionero estudio piloto para Latinoamérica hecho por la Universidad de Concepción (UdeC) en la Región de Ñuble en 2020 y el monitoreo en San Pedro de la Paz durante 2021 a cargo del Licb Ucsc. Estos surgieron por el conocimiento de un paper publicado por expertos de Holanda que comprobaron que se podía detectar Sars-CoV-2 en aguas residuales y antes del reporte de casos. Ello, porque las personas infectadas lo excretan en las deposiciones, que llegan a dicha matriz, al tercer día del contagio y los síntomas pueden presentarse días después, habiendo con las variantes cada vez manifestaciones más parecidas a una gripe o resfrío común y casos asintomáticos que igual contagian.

Así, al detectarse aumento de la carga viral en aguas residuales es posible orientar pesquisas activas a ciertos sectores y contener precozmente a casos positivos para prevenir brotes más grandes, ahorrando recursos humanos, tiempo y dinero, asegura el doctor Matías Hepp, investigador del Licb Ucsc que es uno de los responsables de la labor científica e informes junto a la doctora Andressa da Silva Reis y Christian Castro. Ahí la importancia de cruzar la información con autoridades de salud, a quienes se les ha enviado para que decidan y actúen. En efecto, ejemplifica que en Arauco estos análisis detectaron a la variante delta cuando no había un caso reportado por exámenes individuales y ante la alerta se pudieron tomar PCR, apareció la delta y se contuvo rápidamente a contagiados.

Ciudad inteligente

Pesquisa activa no es lo único a impulsar, están la toma de medidas masivas o promoción de autocuidado por haber más riesgo en un momento o área. Y no sólo es la Covid-19: en aguas residuales se pueden detectar otros patógenos como hepatitis B o Helicobacter pylori (factor de riesgo de cáncer gástrico), drogas y tóxicos, por ejemplo.

No en vano el monitoreo de Sars-CoV-2 en esta matriz está marcando pautas en Estados Unidos o Europa, estando la Región del Biobío a la par de naciones desarrolladas, y en muchas hay sistemas de vigilancia epidemiológica. Así, se espera que “Centinela” sólo termine como piloto, se obtengan recursos regionales para continuar y, sobre todo, se transforme en una política pública que puede conducir a otras políticas de salud y los datos lleguen a la población para que los use para decidir en su diario vivir, manifiesta Assmann.“Nos permite generar una ciudad inteligente”, sostiene Hepp, pues la “Smart city” del futuro no sólo es una interconectada con internet y computadoras para manejarla, “también con la información adecuada”, asegura. Y las aguas servidas como los intestinos de la ciudad la proveen.

Y para visibilizar los usos y potencial de impacto de este monitoreo de cara al reto nacional de que su vigilancia se considere como normativa se realizó la semana pasada el “Simposio Internacional de Epidemiología basada en Aguas Residuales”, organizado por la Seremi de Ctci Macrozona Centro Sur y el Consorcio de Aguas Residuales Universitarias, creado en tiempos reciente y reúne a científicos que estudian en Chile las aguas residuales. La clave para tener una política es el trabajo conjunto de los distintos sectores de la sociedad, como materializa “Centinela”.

Los videos de ambas jornadas están disponibles en el canal de Youtube del Ministerio de Ctci.

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