Doctora Ko Barrett, vicepresidenta del Ipcc: “Cada década que pasa producimos nuevos récords de temperatura”
22 de Enero 2022 | Publicado por: Natalia Quiero
Eminencia mundial sobre cambio climático abordó la realidad del fenómeno durante Congreso Futuro Biobío 2022 e instó a actuar ahora y en conjunto para limitar el calentamiento y prevenir desastres.
El cambio climático es global, se está intensificando, e inequívocamente la actividad humana, por las grandes emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) desde la era industrial, ha calentado la Tierra a niveles sin precedentes en al menos 2 mil años con notables efectos en el clima. Son las tajantes conclusiones del último informe que presentó el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Ipcc) de Naciones Unidas en agosto de 2021 y en las que enfatizó su vicepresidenta, la doctora Ko Barrett, en su exposición en Congreso Futuro Biobío 2022 como líder del panel “Impactos Climáticos y Estrategias de Adaptación”.
El evento se realizó este 19 de enero como cuarta edición que organiza la Mesa Regional de Vinculación Interuniversitaria que integran las universidades de Concepción (UdeC), Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) y del Bío-Bío (UBB) junto al Gobierno Regional y apoyo de Desarrolla Biobío, y es uno de los capítulos regionales de Congreso Futuro, realizado desde 2011 en Chile. Los académicos Camila Fernández (UdeC), Iván Hinojosa (Ucsc) e Iván Cartes (UBB), presentes desde la UdeC, acompañaron la participación remota de la especialista, una de las principales representantes de Estados Unidos en negociaciones para acuerdos sobre calentamiento global y cambio climático y subadministradora asistente de Investigación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Noaa).
Las evidencias
Las evidencias del informe del Ipcc fueron acento de la experta, sobre el que recalcó que “nos dijo que la Tierra se ha calentado 1.1°C respecto a décadas preindustriales” y que “cada década que pasa producimos nuevos récords de temperatura”. Ante ello, afirmó que “los impactos del cambio climático están ocurriendo a escalas más grandes de lo que ha experimentado la Tierra en cientos y miles de años”.
El reto es que el calentamiento global no supere los 1,5°C a fin de siglo, límite seguro para el Acuerdo de París, pero afirmó que “sólo será posible si actuamos en forma rápida a gran escala y reducimos las emisiones de todo tipo de GEI”, como dióxido de carbono (CO2) o metano. Tarea que debe iniciar ahora para tener frutos a 2050, de lo contrario no sólo se sobrepasarán los 1,5°, “sino que llegaremos a 2° para fines del siglo y eso aumenta el riesgo de sufrir grandes impactos climáticos en el mundo”, advirtió Barrett. Es que “a medida que el clima sigue cambiando el mundo experimentará cada vez más eventos climáticos extremos como olas de calor, tormentas, inundaciones y sequías”. Y con ello los posibles desastres.
Impactos que difieren en manifestación o severidad según zona del mundo o momento, pero son realidad innegable y Chile no es excepción, con comprobados aumentado de temperaturas, baja de precipitaciones y una sequía en el centro sur cada vez más longeva. Y desde las proyecciones regionales del informe del Ipcc, para Chile Barrett manifestó que la tierra total sometida a sequía aumentará y estos eventos aumentarán en frecuencia y severidad, también serán más comunes los incendios, mientras que reducirá el flujo de los ríos y la masa de glaciares y permafrost.
Acción y misión
Considerando las evidencias, como se plasmó en el último informe del Ipcc, se considera que las próximas dos décadas más que cruciales serán decisivas: “es el rango de tiempo que estamos pensando en que podemos realizar las acciones para que el calentamiento se mantenga al límite”, reconoció Barrett.
Así, los datos no deben asustar para paralizar a esperar un destino inevitable, sino que para ella deben impulsar y orientar cómo hacer de manera urgente, individual y colectiva, a partir del rol social que compete a cada actor a pequeña o gran escala, acción por el clima, el planeta y la humanidad; tal como llaman los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y la propia misión del Ipcc.
Este se creó en 1988 para que científicos, expertos y gobiernos del mundo trabajen juntos y constantemente para evaluar la evidencia científica disponible sobre cambio climático, sintetizar lo más relevante de forma precisa en términos científico y relevante para la política mediante informes públicos y periódicos. Barrett aclaró que el informe de agosto fue el primero de cuatro que a fines de 2022 conformarán un sexto ciclo de revisión y el reporte más completo y fuerte sobre cambio climático e impacto humano hecho. “El próximo mes liberamos uno sobre impactos, vulnerabilidad y adaptación, en marzo acerca de la mitigación y a final de año una síntesis que reunirá todo lo que hemos aprendido este ciclo”, adelantó, pues la convicción es que “compartiendo todo lo que sabemos de cambio climático podemos provocar cambios que protegerán nuestra vida y pedirle a nuestros líderes que conserven nuestro mundo para las futuras generaciones”.
Pensar global y actuar local: forma de abordar cambio climático
Más investigación, una renovada voluntad política, mejores normativas, transformar los sistemas productivos y económicos, cambiar la forma de consumir, conocer al patrimonio natural, evolucionar la forma de diseñar ciudades y de habitar, pensar global y actuar local.
Cada ítem es desafío a superar como solución a problemas propios de la realidad nacional y regional para la reducción de impacto y adaptación al cambio climático global, consensuaron los doctores Camila Fernández, Iván Hinojosa e Iván Cartes durante su participación en el último Congreso Futuro Biobío que de lema tuvo “Aprender a convivir”, instando a aprender a convivir en y con un planeta con problemas ambientales que acechan a una humanidad responsable de sus amenazas al producir el cambio global, alteraciones al sistema planetario que la acción antrópica ha causado y considera al calentamiento global y cambio climático.
Ciencia para cambiar
La doctora en ciencias marinas y biogeoquímica Camila Fernández, académica del Departamento de Oceanografía UdeC y directora del Centro de Investigación Oceanográfica (Copas) Coastal, resaltó que “Chile es uno de los países más vulnerables al cambio climático” y se detuvo con especial atención en el papel y realidad del océano como sumidero de carbono y mitigador del fenómeno, pero también cada vez más vulnerable, modificándose sus condiciones y pudiendo afectarse sus funciones vitales entre las que destacó producir la mitad del oxígeno gracias a la fotosíntesis de microorganismos marinos, regular clima o proveer recursos naturales que sustentan economías y alimentan. Son beneficios de la naturaleza conocidos como servicios ecosistémicos y aseveró que el Pacífico Sur es uno de los más productivos.
Bajo ese paradigma dijo que debe actuar la ciencia, relevando la labor de Copas y oceanógrafos. Por ejemplo, contó que “se está empezando hablar de ‘zonas marinas planctónicas de interés climático’, donde la maquinaria biológica trabaja con particular intensidad y Chile es una de estas”, por lo que hay que identificarlas para orientar acciones de protección.
Iván Hinojosa, doctor en ciencias biológicas y académico de la Facultad de Ciencias e investigador del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables de la Ucsc, también científico de Copas Coastal, añadió la trascendencia de determinar zonas o especies más vulnerables o resilientes al cambio global, efectos del fenómeno en la biodiversidad y de ello en los servicios ecosistémicos, línea que está abordando, sobre lo que reconoció falta mucha investigación para un conocimiento más integral y dar las más robustas sugerencias para que la sociedad se adapte a los nuevos escenarios.
Algo que también implica ver oportunidades para aprovechar y se detuvo en un trabajo en la isla Juan Fernández del que participa, donde ha aumentado la población de un erizo que está afectando a la biodiversidad local, incluyendo langostas que son su recurso estrella, pero que una posibilidad es explotar al erizo como recurso pesquero al ser comestible. Para ello se necesita saber qué época es mejor para extraerlo o dónde y también autorizar la pesquería, que puede tomar años.
De ahí que no dejó de mencionar la trascendencia de optimizar procesos en pos de este caso y otros aún desconocidos, resaltando el importante rol de tomadores de decisión y autoridades para actuar rápido y considerar la evidencia para diseñar las mejores estrategias.
Respuesta en las personas
Pero, un aspecto crucial que relevaron fue la responsabilidad que a todos compete, pues el cambio climático debe y puede abordarse desde lo individual, familiar y comunitario a diario y con acciones tan simples como significativas. Bajarse del auto para preferir la bicicleta, caminar o transporte público, hacer uso racional del agua, reducir, reutilizar y reciclar, eficiencia energética o huertas urbanas. Iván Cartes, director de Planificación y Diseño Urbano en la UBB y experto en sustentabilidad y resiliencia urbana, comentó que participó de estudio sobre cultivos urbanos en Concepción que determinó que “con un metro cuadrado por vivienda o en vertical en cada departamento logramos sacar 20 mil camiones de retiro de residuos del centro de la ciudad”. Ciclo virtuoso: reduce, desechos y huella ambiental de los camiones y se favorece el aire, naturaleza y clima urbano con el rol ecológico de los vegetales.
“La respuesta está en las personas, en cada habitante de nuestros territorios” es su convicción, pues manifestó que el planeta ha llegado al estado actual por el impacto de la actividad industrial y producción y también por los hábitos de consumo, habitar y vivir en base a lo que definió como “una ecuación lineal: abastecer, consumir y desechar”. La fórmula debe cambiar para reducir la huella ambiental.
La pandemia
Y la pandemia por Covid-19 ha mostrado cómo pueden aumentarse desde o reducir impactos por el diario habitar.
Es que los expertos coincidieron en el claro aumento de la huella ambiental por el gran uso de mascarillas y otros elementos de protección personal o envases desechables de comida elaborados en base a plástico; fenómeno en estudio para cuantificar y determinar impactos, en el marco de la contaminación por plástico como uno de los grandes problemas ambientales hoy. Pero, también se resaltó cómo el confinamiento y restricciones que se mantuvieron largos meses derivaron en menos uso de vehículos, gente en las calles y de emisiones de GEI.
Y para que la reducción de la huella se mantenga en la vida en normalidad, crucial es educar a la población sobre la naturaleza y océano, su rol, la riqueza en Chile, vulnerabilidades y acciones de cuidado. Conocimiento que dará cariño que impulsará a proteger.