Estudiante de Geofísica UdeC lideró trabajo de simulación hidrológica en microcuenca Batuco que realizó para Infor y complementó a proyecto Fondef colaborativo entre la casa de estudios y la entidad pública.
Aumento de temperaturas y disminución en precipitaciones son parte de las manifestaciones del cambio climático en Chile, particularmente centro-sur, y se proyecta que sigan avanzando. Así, potenciando los efectos por una deficiente gestión del agua, se configura una crisis hídrica (escasez), cada vez más severa, en la que localidades rurales son las más vulnerables, afectando la calidad de vida y bienestar de las personas, desencadenando también una situación de gran incertidumbre y preocupación sobre los tiempos venideros.
De ahí que se vuelva tan vital como el elemento realizar estudios cuyos datos aporten un grado de certeza para promover un manejo adecuado del agua y, sobre todo, que las comunidades se preparen y adapten a los nuevos escenarios y a ello aporta un trabajo en la microcuenca del estero Batuco de Ránquil, comuna de la Región de Ñuble, que realizó durante el verano de 2021 el estudiante de Geofísica de la Universidad de Concepción (UdeC) Víctor Hormazábal para el Instituto Forestal (Infor), con resultados publicados en la revista científica de la entidad pública y que complementaron al proyecto multidisciplinario Fondef “Sistema de Monitoreo Local para la Gestión Integrada de Cuencas”, liderado por la doctora Noelia Carrasco, académica de la Facultad de Ciencias Sociales UdeC, y Víctor Vargas, investigador del Infor.
Las conclusiones podrían percibirse como alarmantes, pero son necesarias ante el presente y de cara a un mejor futuro, pues se determinó que el caudal del estero, afluente del Río Itata, ha tenido un promedio de 5% de reducción cada década desde 1975, que es proporcionalmente similar en todas las estaciones del año y proyecta una situación similar hasta el 2064 bajo los modelos con los peores escenarios que han advertido los informes más recientes (2021) del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio, dada la menor cantidad de precipitaciones y temperaturas más altas que se están evidenciando y predicen en la zona del secano interior de Ñuble.
La microcuenca de Batuco es de importancia agroforestal, sólo recibe aguas lluvias y comprende relevantes aguas subterráneas que son muy utilizadas para las actividades productivas, por lo que desde su trabajo Víctor Hormazábal advierte un posible creciente estrés hídrico en la población y también pone el acento en que “no sería muy arriesgado decir que los resultados puedan extrapolarse para microcuencas similares a la de Batuco, sobre todo en la Cordillera de la Costa en la zona central de Chile”.
Para llegar al número, Víctor Hormazábal usó un modelo de simulación hidrológica que consideró variables como las meteorológicas (principales) y factores hidrosociales como cantidad de personas y hectáreas destinadas a agricultura/forestación. A partir de ello, sostiene que “los resultados permiten tener una primera aproximación de los principales culpables de la disminución del caudal del estero Batuco a escala decenal, través del siglo XXI, los cuales podrían ser las disminuciones de las precipitaciones acumuladas (aproximadamente -430 mm cada decenio) y el aumento de las temperaturas en la zona (aproximadamente 0.25 °C por decenio)”.
El investigador Víctor Vargas reconoce que la citada es evidencia referencial y primera luz de un camino que requiere ser iluminado con nuevas investigaciones, sobre todo basados en indagaciones más profunda en diversas variables ambientales, sociales y de actividades productivas que pueden ser determinantes en cada realidad particular para la disponibilidad del agua e incluyendo monitoreos continuos de las cuencas y variables para obtener datos más precisos que permitan construir modelos más certeros. Y avanzar en esta materia es una de las sugerencias, así como también lo es sensibilizar y educar a la población sobre la realidad del agua y también en buenas prácticas.
Es desde allí que resalta la importancia de que los trabajos se hagan a escala local, realidades que pueden diferir a la mirada nacional o global de un fenómeno, para tomar decisiones o implementar soluciones efectivas. Y por eso también destaca lo esencial del vínculo entre equipos de profesionales e investigadores con la comunidad, que conocen sus necesidades, para diseñar o implementar acciones. “La crisis hídrica es una realidad que debe apresurar la comunicación entre la producción científica y los conocimientos de la experiencia de habitar y experimentar desde el territorio. Los resultados muestran que los ecosistemas y las comunidades humanas debemos enfrentarlo desde el rediseño de procesos y escalas productivas como desde las prácticas cotidianas de índole público y doméstico”, cierra Noelia Carrasco.