Es el más común y mortal en las mujeres y en el Mes de la Sensibilización de esta patología se busca hacer consciencia de que la detección precoz salva vidas y sólo este examen permite hallar lesiones pequeñas, impalpables y asintomáticas.
Es la patología oncológica más común y mortal en la población femenina de Chile y el mundo, con más de 2,2 millones de casos a nivel global durante 2020 y estimándose que 1 de cada 12 mujeres la desarrollará durante su vida. Con esos datos la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuantifica la compleja realidad del cáncer de mama, que en Chile tiene 25% de los nuevos diagnósticos de cáncer en mujeres, se lleva vidas a diario y 1.500 cada año (cifras más recientes).
Evitar que ese sea el desenlace se busca en octubre con el “Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama” en el contexto del “Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama” el 19 de octubre, impulsado por la OMS para hacer consciencia y superar un reto que trasciende a una fecha: que cada vez más mujeres tengan detecciones y tratamientos oportunos y efectivos.
La llave maestra de la llegada oportuna es la mamografía, pues “permite pesquisar y detectar de forma precoz el cáncer y eso es lo que tiene impacto en la sobrevida”, resalta la doctora Ester Rodríguez, médica oncóloga de la Clínica Biobío de Concepción y del Hospital Las Higueras de Talcahuano. Este examen imagenológico, enfatiza, es lo que puede hallar una lesión tumoral impalpable al tacto (autoexamen o examen físico médico), pequeña y asintomática. Es decir, en estados iniciales y el tumor in situ (localizado) que permite empezar temprano una terapia con altas probabilidades de que sea tan exitosa que llegue a ser curativa, afirma. O sea, salva vidas: 90% es la sobrevida a los 5 años en los cánceres de mama detectados precozmente.
Con el tiempo, el tumor comienza a crecer hasta poder palparse, manifestarse en síntomas y convertirse en invasor, ya sea al propagarse por el tejido mamario circundante (cáncer de mama invasivo), a ganglios linfáticos cercanos (metástasis regional) u otros órganos (metástasis distante). Y la especialista advierte que eso significa llegar en fases avanzadas, lo que complejiza los tratamientos y pronósticos, siendo el diagnóstico tardío lo que se asocia al riesgo de muerte.
De ahí que la especialista enfatiza que no se debe dejar toda la confianza al autoexamen mamario como la forma ideal de identificar una anomalía pues, aunque conocer las propias mamas es importante y esta acción regular se necesita para notar cualquier cambio que alerte, la mamografía es irremplazable en la posibilidad de hallar sin signos ni síntomas perceptibles.
Si bien la doctora Rodríguez aclara que los cánceres de mama son diversos y de comportamientos disímiles entre pacientes, habiendo unos de evolución más rápida y agresivos, también que muchas veces se llega tarde porque se dejó pasar tiempo vital de acudir al chequeos y examen de pesquisa que requiere una periodicidad, razón por la cual se incentiva a no saltar jamás los controles, ni en tiempos de pandemia de Covid-19. Es que reconoce que una preocupación grande en la actualidad es que entre los efectos colaterales de la crisis sanitaria está la reducción de las consultas y mamografías, por motivos como que el recurso humano debió avocarse a enfrentar la emergencia, se limitaron los aforos y horas de atención o exámenes y el temor de acudir a recintos de salud y contagiarse de la patología que muchas personas han estado experimentando. Algo que debe cambiar, porque esa espera podría llegar la diferencia entre salvar la vida y no.
En Chile, por su prevalencia el cáncer de mama es patología GES y toda mujer de 50 a 69 años tiene derecho a una mamografía gratis cada 3 años. Esto, porque Ester Rodríguez aclara que “la edad, más de 50 años, es un factor de riesgo del cáncer de mama” y la mayoría de los casos se da desde esa edad. “Pero no quiere decir que no afecte a una mujer joven, porque puede dar a cualquier edad”, advierte. Justamente, desde la pubertad toda mujer está en riesgo de desarrollar esta patología oncológica y asegura que está cambiando su presentación y cada vez aumenta la incidencia en mujeres más jóvenes.
Por ello, declara que “las mamografías se deben empezar a hacer desde los 40 y hasta los 55 años anualmente. Luego pueden realizarse cada dos años si no tiene ninguna alteración y la paciente no presenta factores de riesgo”. Eso recomiendan las recientes guías clínicas internacionales y las sociedades de Mastología y Radiología en Chile para la población general, mientras que para quienes tengan factores de riesgo la pesquisa debería iniciar a edades más jóvenes.
Así, las mujeres jóvenes, desde la adolescencia, deben acudir a consultas médicas para evaluar su salud y nivel de riesgo al cáncer para definir cuidados y controles a seguir.
Las evidencias científicas actuales muestran que el cáncer de mama no se transmite directamente ni esté asociado a una infección como sucede con el virus del papiloma humano y del cuello uterino o la bacteria Helicobacter pylori con el cáncer gástrico. La oncóloga Ester Rodríguez afirma que el desarrollo de esta patología está vinculada a la predisposición y que en ello existen factores de riesgo modificables y otros no modificables.
En lo que se puede cambiar destaca el estilo de vida. Se ha demostrado a los hábitos saludables como protectores de este y otros cánceres, además de varias afecciones no transmisibles, mientras que los nocivos incrementan el riesgo y hasta son causa de condiciones patológicas como la obesidad, asociada a la mayor posibilidad de cáncer de mama. Así, protege seguir una dieta sana y equilibrada que incluya frutas y verduras de variados colores por su acción antioxidante, realizar actividad física regular y mantener un peso adecuado, además de evitar el tabaquismo, pues mujeres fumadoras tienen más incidencia de este tumor. La lactancia materna, aunque por causas aún en estudio, también se considera factor protector del desarrollo de estos tumores y mientras más tiempo se amamanta más protección.
En lo que no se puede cambiar, además de la edad (a mayor edad más riesgo) está la biología. Por un lado, el sexo y específicamente ser mujer, pues si bien la especialista aclara que este cáncer puede afectar a varones es en muy bajo porcentaje dentro del universo de casos. Además, resalta la genética, como las mutaciones en la familia de los genes Brca (sin alteración son supresores de tumores malignos humanos) o antecedente familiar de mujeres con cáncer de mama o de ovario (sobre todo parientes de primer grado) o de un hombre con cáncer de mama. El haber padecido cáncer de mama o de ovario también eleva el riesgo de padecerlo.
“También son factores de riesgo tener menarquía (primera menstruación) precoz y menopausias tardías, porque están expuestas a más cantidades de estrógeno durante su vida”, precisa. Los estrógenos son hormonas femeninas muy relacionadas al cáncer de mama, pues estimulan el crecimiento de las células mamarias y es la división y proliferación descontrolada de las células lo que conduce a la formación de un tumor en cualquier tejido. Por lo mismo, el uso de anticonceptivos hormonales que contienen estrógeno y las terapias de reemplazo hormonal postmenopausia, sobre todo en mujeres que no acuden a sus controles, elevan el riesgo de esta patología.
La ciencia, tecnología y medicina ha avanzado mucho, vertiginosamente en las últimas décadas, pero el cáncer de mamas sigue siendo el que gana en frecuencia y mortalidad en las mujeres.
Y para la doctora Rodríguez esto se explica por una combinación de razones, incluyendo todos los factores de riesgo expuestos. Por un lado está que, pese al desarrollo de tratamientos con muy buenos resultados en la sobrevida y hasta la curación de la patología, existen diversos tipos de tumores y pacientes con características particulares, que también hacen que los cánceres evolucionen o respondan de distintas maneras. Un desafío científico contingente es lograr identificar y caracterizar todos los tipos y subtipos para diseñas terapias específicas y más efectivas.
Además, el acceso y masividad de la mamografía permite detectar más casos de la patología en comparación a tiempos previos donde no se utilizaba para screening.
Se suma el envejecimiento poblacional que se vive como fenómeno nacional e internacional, lo que se asocia a mayor incidencia de este y otros cánceres, debido a que la edad es factor de riesgo común a desarrollar diversos tumores.
La especialista también recalca el rol de los estilos de vida que caracterizan a la sociedad contemporánea, donde los hábitos no saludables están muy presentes en la población nacional y global desde edades tempranas. Así, como preocupantes ejemplos, la última Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, que entrevistó a hombres y mujeres mayores de 15 años residentes en Chile, reveló que sobre 74% de la población tiene exceso de peso en distintos niveles, estando 34% en rango de obesidad u obesidad mórbida o que la prevalencia del tabaquismo es de 33% y la edad promedio de inicio del consumo, para damas y varones, ronda los 13 años. La maternidad tardía, por la lactancia tardía, es también un fenómeno en alza.
De Perogrullo está dónde las mujeres deben hacer los cambios ahora y qué conductas incentivar desde la infancia y juventud para mantenerse durante la vida, junto a la responsabilidad en los controles, para disminuir el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Si bien la mamografía es la principal estrategia de pesquisa de cáncer de mama, el autoexamen y saber reconocer cambios en este órgano no son dimensiones que las mujeres deban olvidar, incluyendo la observación táctil y visual como hábito. Más cuando se está fuera del plazo de hacerse el examen imagenológico o del rango etario en que se realiza de manera regular.
¿Qué signos deben llamar la atención? Protuberancias (externa o interna), hendidura u hoyuelos, piel de naranja, erosiones en la piel, enrojecimiento, secreciones o flujo desconocido, endurecimiento, dolor, ardor, pezón invertido o hundimiento de este y asimetría entre ambas mamas son importantes señales (sobre todo en combinación) para consultar cuanto antes con un o una profesional de la salud (matrón/a, ginecóloga/o y/o mastóloga/o).
El cáncer de mama es parte del plan de Garantías Explícitas en Salud (Auge o GES) y su pesquisa es gratuita para la población de riesgo. Para consultas sobre la patología, el acceso a mamografía o a tratamientos se puede llamar a Salud Responde: 600360777.