Investigación busca salvaguardar la “Ruta del Cochayuyo”
22 de Octubre 2021 | Publicado por: Natalia Quiero
Desde 2019 es Patrimonio Cultural Inmaterial de Chile la zona costera, desde Tirúa a la Araucanía, donde muchas familias viven de la recolección del alga, que da identidad al territorio como labor propia de la sabiduría del pueblo mapuche lafkenche.
En 1997 se presentó el documental “Los hombres del cochayuyo”, de Juan Carlos Gedda, cocreador de la reconocida serie “Al Sur del Mundo” emitida de 1982 a 2001 por televisión abierta. La realización audiovisual conduce un viaje a través de toda la vivencia en torno a la recolección de un alga que da identidad al pueblo mapuche lafkenche, que ha protagonizado su dieta por siglos y sustenta la economía de decenas de familias que habitan la zona litoral desde Tirúa en la Región del Biobío hasta Toltén en la Araucanía y han sabido subsistir desde antaño con lo que la naturaleza costera les provee y en armonía con esta.
Y con esas mismas familias registradas en el documental, 24 años después se trabaja en un proyecto para salvaguardar la “Ruta del Cochayuyo”, reconocida por el Estado de Chile, a través del Servicio Nacional de Patrimonio Cultural (Snpc), como Patrimonio Cultural Inmaterial. Es un trabajo de cinco etapas y que actualmente transita por la tercera de “investigación participativa” a cargo de expertos del Sncp y del Centro de Estudios Territoriales e Interdisciplinarios (Ceti) de la Universidad del Bío-Bío (UBB). El equipo de la casa de estudios que velará por la realización de esta fase está dirigido por la doctora Magaly Mella, antropóloga, y co-dirigido por doctora María Isabel López, arquitecta.
Diagnóstico
La iniciativa es dirigida a los miembros de la Asociación Indígena Lafken Mapu del Kollov, que solicitó el desarrollo de una investigación que permita, junto a los cultores del cochayuyo, recoger los aspectos que acreditan la mención como Patrimonio Cultural Inmaterial de la “Ruta del Cochayuyo”, que en la comuna de Tirúa en la provincia de Arauco abarca los sectores de Pilico, Casa Piedra, Danquil y Quilantahue para continuar por el sur hacia la Región de la Araucanía.
La doctora Magaly Mella cuenta que actividades en terreno, registros audiovisuales y fotográficos y entrevistas personalizadas son parte de las acciones que considera la investigación participativa, cuyo objetivo es “hacer un diagnóstico profundo sobre la situación de la asociación de recolectores de cochayuyo, porque con este trabajo se busca presentar el elemento de salvaguardia de la ruta y este elemento se refiere a todo el proceso, desde la recolección hasta la venta del cochayuyo”, destaca. Qué familias trabajan en ello, quiénes participan y cuáles son los roles que cumplen o cómo se da el proceso son dimensiones a indagar. El estudio, resalta la investigadora, proveerá información que lleve a identificar problemas que podrían afectar a los cultores del cochayuyo y pudieran interferir en la continuidad del Patrimonio Cultural Inmaterial, definiendo soluciones oportunas y efectivas para resguardarlo.
Un saber
La salvaguardia de la “Ruta del Cochayuyo” es vital. La doctora Mella enfatiza que no sólo se trata de una actividad económica de un pueblo originario basada en la recolección de un recurso natural característico de las costas del sur que los mapuche llaman kollof, sino que sobre todo es una tradición, un estilo de vida y un saber que se transmite de generación en generación.
“Es un trabajo de alta especialización que tiene mucho de la sabiduría del pueblo mapuche”, asevera la antropóloga, lo que no es visible ni conocido por la población general, aunque conozca y acceda al alga. “El cochayuyo se recolecta sólo en ciertos meses del año en que se puede sacar sin que se ponga en riesgo la sustentabilidad del recurso. Es una tarea arriesgada, porque las personas deben incluso bucear para extraer el alga. Y trabaja toda la familia, cumpliendo distintas funciones en un proceso que es largo”, detalla. Acondicionamiento de carretas, recolección, preparación de las algas, traslado a otras zonas y comercio son parte del proceso.
Además, la investigadora hace hincapié en que esta alga parda, que fue como el pan de un pueblo que ha subsistido junto al mar y que se extrae de costas no contaminadas, es de alto valor nutricional y alimentario, donde la ciencia ofrece evidencia que le confieren estar en categoría de superalimento, pues por su composición rica en vitaminas como las de acción antioxidante, minerales como yodo y ácidos grasos esenciales como el Omega-3 tiene diversas propiedades que protegen y benefician la salud, como prevenir de enfermedades cardiovasculares. Más razones para salvaguardar su recolección y disponibilidad para su consumo.
“Ojalá que más adelante la juventud y los niños que van creciendo no dejen la cultura que empezamos los abuelos y sigamos trabajando adelante”, manifiesta respecto a su labor y el trabajo de salvaguardia Juan Meñaco, quien junto a Nazareno San Martín son los cultores más antiguos de esta tradicional práctica, participaron del documental “Hombres del cochayuyo” y fueron reconocidos en la actividad de presentación del plan de trabajo para la investigación participativa que se realizó recientemente en la Escuela de Casa Piedra y contó con la participación del presidente de la Asociación de Recolectores de Cochayuyo, David Meñaco; el alcalde de la Municipalidad de Tirúa, José Linco; los directores del Servicio Nacional de Patrimonio Cultural de La Araucanía y Biobío, Roberto Concha y Alejandra Álvarez, respectivamente; la encargada de la Subdirección de Patrimonio Cultural de Biobío, Kathy San Martín; la jefa de la Unidad de Pueblos Originarios del Gobierno Regional del Biobío, Gloria Callupe; y el seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de La Araucanía, Enzo Cortesi, entre otros.
Para la ejecución del estudio que inició en diciembre de 2020, se contemplaba un plazo de un año, pero se ha extendido debido a las modificaciones en la planificación de distintas actividades, sobre todo de campo, que han obligado a hacer las restricciones a causa de la pandemia y se proyecta que los resultados estén disponibles en abril de 2022 para que así el proyecto siga avanzando hacia sus otras etapas.