Tecnologías pueden favorecer la autorregulación del aprendizaje en universitarios
03 de Octubre 2021 | Publicado por: Natalia Quiero
Investigadores locales crearon una App para afrontar el reto que tiene la educación superior de desarrollar estudiantes autorregulados: su falencia, muy patente, puede afectar el logro académico y llevar a la deserción.
Aprender es un proceso complejo que, permanente a lo largo del ciclo vital, se da en múltiples espacios y en el ámbito educativo su desarrollo puede expresarse en el rendimiento académico. Su complejidad se debe a que en el aprendizaje influyen, para bien o mal, multiplicidad de factores externos como estímulos o contextos e internos del aprendiz como los relacionados a su motivación y recursos personales.
Y un rol crucial lo tiene la autorregulación del aprendizaje (ARA), asevera la doctora en Psicología Fabiola Sáez, jefa del Magíster en Ciencias de la Educación de la Facultad de Educación y directora alterna del Centro de Investigación en Educación y Desarrollo de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc). La ARA, precisa, “es un proceso activo, crítico y reflexivo en el que el alumno dirige su rendimiento” y destaca que “la evidencia ha demostrado que las estrategias de ARA (cognitivas, metacognitivas, de gestión de recursos y motivacionales) influyen en el rendimiento académico, logro, comprensión conceptual y motivación de los estudiantes en entornos de aprendizaje tradicionales, virtuales e híbridos”. Y en universitarios, afirma que la autorregulación es clave para la mejor transición de la educación secundaria a la superior, pues estudios han abordado su implicancia para la adaptación a la universidad, logro de demandas académicas y prevención de la deserción, problema latente y principalmente en el primer año de carrera.
Ahí lo crucial de que todo universitario sea autorregulado. El problema, resalta la académica, es que “una idea errónea, extendida en las comunidades universitarias, es que los universitarios son perfectamente capaces de afrontar con éxito sus estudios sólo porque han completado la educación secundaria. Pero, la mayoría no están adecuadamente preparados para lo que se les exige, ya que no son aprendices autorregulados”. La falencia se relaciona con el fracaso académico en primer año de educación superior, principalmente por dificultades para gestionar el tiempo y planificar y organizar tareas, advierte.
App para superar reto
Claro es que formar estudiantes autorregulados es un reto para la universidad y Fabiola Sáez reconoce que no es tan simple como enseñar contenidos al requerir desarrollar habilidades, pero en las nuevas tecnologías hay aliadas, según probó un estudio Fondef del que participó como investigadora en el que diseñaron la aplicación (App) móvil “4Planning” e implementaron su uso en 473 universitarios de primer año de 7 universidades chilenas divididos en un grupo experimental que la usó y otro de control.
Los resultados, publicados en agosto reciente, mostraron niveles más altos de aprendizaje autorregulado en el grupo experimental versus el control, permitiendo concluir que la plataforma es eficaz para promover estrategias de ARA en universitarios. Para ello, la App las aborda a través de 9 sesiones para favorecer que estudiantes establezcan metas, tengan conductas para un uso productivo del tiempo, planifiquen y se organicen, y que estudien de manera individual y grupal. Infografías, actividades interactivas en la App y otras fuera del entorno virtual, y gamificación son parte de los recursos, en un uso que permite a universitarios obtener puntos, mensajes de reconocimiento y retroalimentación del docente que puede ver su progreso.
Ello alienta a seguir explorando el uso de estas herramientas al servicio del aprendizaje, porque Fabiola Sáez resalta que pueden ser gran apoyo para estudiantes y docentes y lo que falta es desarrollar recursos específicos, pero sobre todo enseñar a estudiantes a hacer un uso de las tecnologías que aporte en sus procesos, porque de ello dependen los beneficios o perjuicios. “Investigación reciente ha revelado que universitarios que usan sus teléfonos inteligentes para entretenimiento, redes sociales y juegos mostraron adicción a estos y se asocia a bajo rendimiento”, afirma la investigadora. Uso excesivo también se ha asociado a mala calidad del sueño, que puede incidir en el aprendizaje. “Pero, uso relacionado con el estudio muestra efectos positivos en el rendimiento académico”, dice.
Ahí el rol de educadores de aprovechar lo que ofrecen los smartphones como un desafío cada vez más crucial, pues han cambiado la manera en que las personas se desenvuelven en el mundo y son parte de la vida cotidiana de los estudiantes que viven en una sociedad muy distinta a la de generaciones pasadas, por ende, son diferentes sus intereses y formas de aprender. Al respecto, Fabiola Sáez asevera que los smartphones y que estudiantes estén siempre con estos permiten el diseño y uso de diversas plataformas, acceder a información rápidamente y que aprendan de forma activa, independiente y permanente, lo que diversifica y amplifica las posibilidades de aprendizaje.