En septiembre se conmemora un día internacional para relevar el valor de la ciencia contra la compleja patología oncológica, foco de los esfuerzos de varios científicos en la UdeC. Hoy es la segunda causa de muerte por enfermedad en Chile y el mundo, pero se proyecta que a 2030 sea la principal.
El cáncer es la segunda causa de muerte por enfermedad en Chile y el mundo, pero su incidencia está aumentando tanto que se proyecta que a 2030 será la principal, quitando el liderazgo a las cardiovasculares. Que existan 200 tipos de tumores relacionados con una célula o tejido específico y que los pacientes puedan llegar a sufrir 700 mutaciones muy diferentes unos con otros hacen que la patología oncológica y su erradicación sea compleja, siendo su completo entendimiento para un mejor manejo un reto en el que científicos de todo el mundo tienen puestos los esfuerzos. Y relevar el valor de esta tarea junto con impulsarla es lo que busca el Día Internacional de Investigación contra el Cáncer que se conmemora cada 24 de septiembre.
Uno de miles de investigadores del globo y entre varios de la Universidad de Concepción (UdeC) es el doctor Iván González, académico del Departamento de Fisiopatología de la Facultad de Ciencias Biológicas e integrante del grupo de investigación Ciencia y Cáncer Biobío de la Facultad que está en vías de formalización.
González ha desarrollado su línea de estudio en cáncer de próstata y hoy se enfoca en entender cómo las dislipidemias, tan comunes en obesidad y por las dietas malsanas, pueden interferir en el éxito del tratamiento . Como él todos quienes investigan abordan aspectos específicos en cáncer específicos con objetivos como entender causas y mecanismos por los que se desarrolla, hallar marcadores que indiquen predisposición al riesgo o desarrollo temprano de la patología, mejorar diagnósticos y terapias, encontrar la cura.
Especificidad necesaria por la complejidad. “El concepto cáncer define a múltiples tipos de enfermedad, cada una con naturaleza distinta y dinámica, porque cada cáncer en específico tiende a variar entre individuos”, afirma Iván González. Por eso, comprender la biología del cáncer, hallar tratamientos o la cura del cáncer no es sencillo y requiere constante investigación, manifiesta.
Retos incluso cuando el desarrollo de la ciencia ha implicado enormes avances y sobre todo en últimas décadas, como diseñar una vacuna contra cepas del virus del papiloma humano que causan cáncer cervicouterino y otros tipos para prevenir y es parte del plan nacional de inmunización para niños y niñas. Con mayor razón por la mayor incidencia del cáncer que se evidencia, para contribuir a dar un vuelco al destino por todas las implicancias que tiene y le vuelve un grave problema de salud pública. Y es que, lamenta el investigador, la enfermedad conlleva gran carga socioeconómica para quien la padece, su entorno y país al requerir terapias complejas, costosas y muchas veces largas. No es menos significativo el impacto emocional, la patología y tratamientos que pueden ser agresivos afectan calidad de vida y bienestar de pacientes y ver sufrir o fallecer a un ser querido causa profundo dolor.
Favorablemente, gracias a la ciencia existen conocimientos que permiten orientar acciones para contribuir a disminuir la incidencia del cáncer o sus peores impactos.
Hay factores de riesgo inevitables como edad, pues “a medida que envejecemos podemos ir acumulando más errores es nuestro material genético”, advierte Iván González. De ahí la mayor esperanza de vida es una de las causas del escenario futuro. Tampoco se pueden evitar ser mujer u hombre, raza o herencia/genética que determinan vulnerabilidad a ciertas patologías. Pero, releva que una parte muy importante de los cánceres están dados por factores de riesgo modificables, como tabaquismo, abuso de alcohol, sedentarismo, dietas no saludables, obesidad y exposición a radiación solar sin protección. De hecho, la Organización Mundial de la Salud estima que entre 30% y 50% de todos los cánceres se podrían evitar haciendo cambios en el comportamiento.
En definitiva, en los estilos de vida puede estar el peligro o protección. La predominancia de los no saludables es otro impulsor de lo que se de para 2030 y apostar por los saludables es el llamado del académico, como alimentación sana, actividad física regular, evitar sobrepeso, no fumar, beber alcohol con mesura y emplear protector solar, que protegen de muchas otras afecciones crónicas prevalentes. Y resalta que lo clave es promoverles desde la infancia y juventud, ya que hay más probabilidad de que se vuelvan hábitos para la vida y muchos de los daños de los factores de riesgo son acumulables, si bien nunca es tarde para sumarse a una vida saludable.
En lo conductual también destaca la trascendencia de informarse sobre el cáncer y vulnerabilidades por factores de riesgo y zona en que se vive u ocupación al haber unos relacionados a exposición a sol o contaminantes. Igual de fundamental es ser responsable y acudir a chequeos médicos generales regulares para evaluar estado de salud y detectar a tiempo cualquier anomalía, y controles específicos como el ginecológico para pesquisar cáncer de mama o cuello del útero en mujeres y urológico para el de próstata en varones. Ello permite la detección temprana y “mientras antes se diagnostique un cáncer más probabilidades de éxito del tratamiento”, afirma. Avances en ciencia y tecnología permiten tener herramientas para precoces y precisas detecciones de ciertos cánceres, y plantea que seguir esa senda es un reto científico siempre patente.
Bajo ese paradigma, esencial es que las personas se conozcan y estén atentas a cualquier cambio o dolencia en su cuerpo para consultar a un médico rápidamente.