Antonia Contreras cursa cuarto medio en el Colegio Villa Nongúen y está entre 50 finalistas del concurso internacional que realiza su primera versión y premiará con 50 mil dólares a un estudiante por su aporte como agente de cambio en su entorno.
Antonia Contreras tiene 17 años y en su joven vida se ha empoderado tanto por actuar para proteger al medioambiente y beneficiar a su comunidad de Nonguén, sector de Concepción donde vive, que su currículum destaca por su participación en variados proyectos innovadores y de impacto socioambiental que la han llevado a ser la única escolar chilena entre los y las 50 finalistas del Global Student Prize, que reconoce a jóvenes del mundo por ser agentes de cambio.
“Sueño con un Nonguén como cuna de agentes de cambio, con vecinos educados sobre conciencia ambiental, capaces de reconocer la importancia de proteger, cuidar y preservar la naturaleza” es la convicción que impulsa a la estudiante de cuarto medio del Colegio Villa Nonguén, que se le inculcó como valores e ideales desde pequeña y plasmó en la presentación personal con la que postuló para ser partícipe del concurso internacional que, en su siguiente fase, seleccionará a 10 finalistas que se anunciarán en octubre y que al siguiente mes irán a una ceremonia presencial en París en la que se escogerá a quien gane el premio de 50 mil dólares.
Estar en ese grupo es su anhelo, reconoce con ilusión, pero también que estar en la posición actual es una experiencia tan enorgullecedora como enriquecedora y un aliciente: “me di cuenta que, realmente, he tenido un impacto positivo en mi comunidad”.
Desde que está en primero medio se ha involucrado en elaborar proyectos junto a sus pares. El primero fue una compostera inteligente, luego una aplicación móvil para educar a adolescentes de 13 a 19 años sobre sus emociones para que puedan autorregularlas, reducir los niveles de ansiedad y estrés y cuidar su salud mental. Más recientemente se unió al equipo de “Tótem Verde”, generador de energía eléctrica en base a hidrógeno que se obtiene del agua del ambiente. Con este, la próxima semana será parte del campamento latinoamericano de “Concausa 2030” organizado por Cepal, Unicef y América Solidaria para conocer y difundir el liderazgo e innovación social juvenil en torno a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU en América Latina. “Y me gustaría seguir desarrollando y potenciando este trabajo”, sostiene la joven que, ad portas de culminar su enseñanza media y rendir la Prueba de Transición, decidió que a través de la carrera de Biología Marina seguirá explorando sus intereses y haciéndolos trabajo concreto.
El Global Student Prize realiza su primera versión este 2021 como premio hermano del Global Teacher Prize, conocido como “Nobel de la Educación”, que entrega la Fundación Varkey, en Chile lo coordina Elige Educar y en 2020 tuvo como finalista a la profesora Militza Saavedra, coordinadora del equipo de Innovación del Colegio Villa Nonguén. A ella le llegó la convocatoria y nominó a Antonia Contreras para participar, porque conoce en primera persona su potencial. Y es que es la impulsora de las iniciativas que han llevado a la joven a destacarse, en el contexto de diversas otras lideradas desde hace varios años por los alumnos del establecimiento como parte de la asignatura de Formulación de Proyectos que se imparte desde primero medio y ha fomentado que los escolares trabajen concretamente para identificar y solucionar problemas reales de su comunidad, mostrándoles que pueden hacer mucho por beneficiar a su comunidad y motivándolos a conseguirlo. Destaca que hay cuatro, una es “Tótem Verde”, que han trascendido de la asignatura y ser prototipo funcional para estar escalándose a producto mínimo viable, es decir, los equipos escolares han seguido actuando para que su proyecto crezca y se sostenga.
La experiencia, sabe Saavedra, demuestra el rol de la escuela y educadores para inspirar a las nuevas generaciones junto con las altas capacidades, interés y compromiso que hay en este grupo para afrontar retos de escala nacional y mundial que se manifiestan y abordan desde lo local como el cambio climático, la escasez hídrica y conservación de los recursos naturales.
Creer en el potencial y ofrecer las posibilidades para desplegarlo es el reto. “Si no se presenta una oportunidad para desarrollar las capacidades no se podrá lograr mucho. Hay que apoyar más, porque muchos escolares podrían estar elaborando proyectos o aplicaciones y no tienen la oportunidad de desarrollarlo más”, manifiesta Antonia Contreras como llamado para seguir avanzando en esta materia. “Se requiere de la gestión de las oportunidades y salir de las fronteras de la escuela para buscarlas y que las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes se amplíen y actualicen”, sostiene Militza Saavedra. Tarea que asume como parte de su papel como docente y cumple cotidianamente con sus alumnos.
La profesora resalta que ese es el espíritu de la educación del siglo XXI, que requiere formar en las habilidades del siglo XXI, que son las que toda persona, más allá de su ocupación o profesión, requerirá para desenvolverse en la sociedad de un futuro que es cada vez más presente y abordar sus desafíos como creatividad, innovación, emprendimiento, trabajo en equipo, pensamiento crítico y lenguajes digitales. Para materializarlo asegura que urge transformar los procesos de enseñanza-aprendizaje e innovar en las metodologías pedagógicas, tal como lo han hecho con la malla curricular del Colegio.