Ciencia y Sociedad

Doctor Ricardo Barra: “Vivimos un escenario crítico, pero tenemos soluciones”

El director del Centro Eula y académico UdeC enfantiza en que así como último informe de cambio climático advirtió que el impacto humano cambia la Tierra a magnitud sin precedente, la interpelación a toda la sociedad es actuar así de veloz para evitar peores consecuencias y en Chile el reto es adaptarse a los nuevos escenarios.

Por: Natalia Quiero 29 de Agosto 2021
Fotografía: Carolina Echagüe

La Tierra es 1°C más caliente que en la era preindustrial y que el aumento de temperatura de 1,5° podría superarse a 2040 (límite que considera seguro el Acuerdo de París), que la actividad humana ha calentado el planeta a ritmo sin precedentes en al menos 2 mil años y que la velocidad del calentamiento global, que acelera al cambio climático, transformará el mundo en pocas décadas concluyó el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (Ipcc) de Naciones Unidas entregado el 9 de agosto. Encendió alarmas en la sociedad mundial, “pero no fue novedad para los científicos, fue una confirmación más profunda de las predicciones que hacemos desde hace décadas”, sostiene el doctor Ricardo Barra, director del Centro Eula y académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción (UdeC).

Lo afirma con la propiedad de llevar años investigando y ser el único chileno que participó del reporte “Haciendo las paces con la naturaleza, un plan científico para abordar las emergencias climáticas, de biodiversidad y de contaminación” del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, liberado el 18 de febrero de 2021 y que reveló que el impacto de la actividad humana ha transformado 75% de la Tierra y que todos los problemas ambientales se entrelazan.

Sin precedente

Con 1° más hay muchos síntomas de la patología y condiciones sin antecedentes, porque la rapidez de los cambios no se vio en otro periodo, constatan estudios que han analizado variables a escalas geológicas (miles y millones de años). No hay que mirar lejos, Chile es ejemplo con un aumento de temperatura y baja de precipitaciones en la zona centro-sur comprobadas: “pasamos de tener una sequía hidrológica que duraba uno o dos años a una megasequía y ya se habla de hipersequía. Condición sin precedente que es evidencia del cambio climático”. Se refiere al fenómeno presente desde 2010 y afecta primordialmente a la zona central.

Así, destaca, se ha vuelto normal oír que en un lugar ocurrieron las lluvias u olas de calor más extremas, que fue el año más caliente o seco del que se tenga registro, ya que los efectos no son ni serán iguales en todo Chile o mundo. Pero todo lugar se verá afectado de una u ora forma por eventos que conllevan efectos económicos, sociales o sanitarios y podrían ser catastróficos según intensidad o realidades, al haber áreas más vulnerables por su naturaleza como el norte chileno o su ubicación y características como las zonas rezagadas y rurales.

Por eso, enfatiza que “debemos generar condiciones para la colaboración: tenemos un problema enorme, nos afecta a todos y cada uno tiene un rol que jugar”; desde gobiernos, ciudades y empresas hasta barrios, familias e individuos pueden contribuir según sus posibilidades. Y el llamado de los informes y la ciencia es actuar veloz, ya que afirma que “vivimos un escenario crítico, es una emergencia, pero tenemos soluciones y para ello necesitamos un grado de urgencia”.

De la política a lo individual

El reto en Chile y la región es la adaptación a los escenarios que trae el cambio climático y acarrean problemas interconectados, asevera Barra. Se está al debe, pues “hay atención hacia la mitigación que es correcta, como reducir emisiones de carbono, pero emitimos sólo 0,3% global”, afirma. Una contribución marginal, pero las condiciones geográficas del país lo hacen uno de los más vulnerables a los impactos de un fenómeno que ya golpea a comunidades que sufren la escasez hídrica crónica del norte o la que se cronifica al centro-sur y repercute en falta del recurso para consumo humano o la agricultura que sustenta a localidades.

Para superar el reto, cree crucial que autoridades y tomadores de decisión escuchen más a los científicos para mejorar leyes y políticas públicas. Por ejemplo, plantea que urge una política de agua basada en los territorios y restauración de cuencas para abordar la escasez hídrica que afecta la calidad de vida de las personas y la producción de alimentos, ya que la gestión de agua inadecuada empeora la sequía. Añade que el presente de cara al futuro obliga a cambiar hacia unos verdes los sistemas energéticos (se avanza), productivos, transporte, construcción y económico.

También hay que repensar la dieta, forma de consumo y modos de desplazamiento, lo que interpela a la ciudadanía en colectivo e individual. Uso eficiente del agua, movilizarse caminando o en bicicleta y reducir, reutilizar y reciclar o consumir alimentos de producción local son conductas sustentables, pero para incentivarlas es clave educar a la población para que sepan cómo contribuir desde sus acciones y que en las ciudades se den condiciones para ello como puntos limpios o seguridad vial y ciclovías, por ejemplo.

Por ello, Barra es optimista de condiciones de la Región del Biobío y el Gran Concepción para enfrentar los retos, como tener comunas que se pueden recorrer caminando y ciclovías en aumento o puntos de reciclaje o compostaje, pero sobre todo porque reconoce a una sociedad más consciente y las capacidades de ser una zona con gran cantidad de universidades y centros de investigación generando conocimientos y propuestas listas para ser consideradas.

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