Crear e instalar señaléticas de rutas y especies de flora y fauna presentes, además de hacer actividades para ayudar a las comunidades será parte del trabajo que beneficiará a las caletas de Lenga, Perone y Chome.
A cerca de 25 minutos desde la Plaza de la Independencia de Concepción está el Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén, espacio natural de casi 3 mil hectáreas protegido bajo esa figura desde 1976, el único de la Región del Biobío, en cuya superficie se hallan la desembocadura del río Biobío y el humedal Lenga entre muchos otros sitios de alto valor ecológico y que hacen a la zona un hotspot o punto caliente de biodiversidad por la riqueza de fauna y flora nativa que alberga, como ser uno de los últimos bosques esclerófilos de la región. Sus características, cercanía y accesibilidad despiertan un masivo interés que hace que, cotidianamente y cada vez con más intensidad, cientos y cientos de visitantes lleguen al área para pasar horas de sus jornadas y maravillarse con la naturaleza, sobre todo en fines de semana y festivos, pero aún así puede haber mucho desconocido e incluso riesgos desestimados.
Algo que, desde su experiencia como amante del senderismo y excursionista habitual de dicha zona, evidenció la doctora Daniela Morales, académica del Departamento de Química Ambiental de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), y también que había vacíos que podía y debía llenar, naciendo “Aporte de la habilitación de los senderos para caminatas recreativas y educativas en el Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén”, proyecto que es parte del Núcleo Científico Tecnológico para el Desarrollo Costero Sustentable y financiado por el Fondo de Apoyo a la Extensión de la casa de estudios, con el que se buscará potenciar el ecoturismo en las caletas Lenga, Perone y Chome.
La iniciativa contempla un año de ejecución (julio de 2021-2022 según planificación inicial) y su líder cuenta que crear e instalar señaléticas de las distintas rutas que existen, su extensión y tiempo que tome recorrerlas o la dificultad y si es apropiada o no para hacerlo junto a infantes o personas mayores es uno de los objetivos. Ello, porque “hay muchos senderos que no están señalizados y que la gente desconoce”, afirma la doctora Morales y reconoce que conlleva que muchas personas o familias se aventuren a adentrarse en los senderos sin ir precavidas para lo que deparen, como no llevar la cantidad suficiente de agua, acudir con más equipaje que el adecuado para su traslado, no conocer las características de los caminos o cuáles llevan de regreso a un punto, dejando latente la posibilidad de deshidratarse, perderse o escoger rutas incompatibles con las capacidades. Y también cree que, por la falta de información, muchas personas con deseos de ir al Santuario se ven limitadas e inseguras de concretarlos.
Otro aspecto que se abordará es incorporar letreros que identifiquen la flora y fauna presente, para que los senderistas sepan qué especies se pueden hallar en el camino. Para ello, del trabajo participarán el académico Carlos Zamora del Departamento de Ecología y la estudiante Carolina Hidalgo del Doctorado en Ciencias con Mención en Biodiversidad y Biorecursos de la Ucsc.
“La idea es que la gente pueda saber de antemano qué le espera, que pueda recorrer con más seguridad y sin correr riesgos innecesarios, y al mismo tiempo vaya aprendiendo”, resalta Daniela Morales.
El trabajo también contempla realizar actividades para ayudar a las agrupaciones vecinales de las caletas y a la Municipalidad de Hualpén con talleres de gestión de basura y reciclaje e, idealmente, concientizar a los turistas para que contribuyan y no perjudiquen con sus estadías. Algo también notado como necesidad, afirma, ya que muchas personas que visitan generan desechos que no se llevan y, si no los dejan en el ambiente, los depositan en los pocos basureros comunitarios, colapsándolos y limitando el uso de los residentes. Ello deriva en un problema de potencial impacto ambienta y sanitario, pues se acumula basura por largos días, ya que los camiones recolectores sólo pasan una vez a la semana, advierte.
Y, de hecho, el trabajo con los habitantes de las caletas y empoderarles es un pilar del proyecto, destaca su líder, porque son quienes mejor conocen el sector y sus necesidades. Y también quienes pueden sacar provecho del trabajo, cuyos resultados requerirán cuidado para que se mantengan y cuyo horizonte es contribuir a añadir más valor al área ya valiosa y al desarrollo económico de las comunidades. Para esto se espera “apoyar el trabajo de tours operadores y que los pobladores puedan diversificar su rubro y dedicarse no sólo a la pesca y cocinerías: pueden introducirse al mundo del ecoturismo, hacer cursos para ser acompañantes de guías turísticos o quizá podrían implementar hostales para que los turistas recorran un sendero, pasen la noche, desayunen y continúen hasta la otra caleta”, plantea como ejemplos de varias nuevas ideas beneficiosas posibles que desean ayudar a vislumbrar para que se materialicen.