La jefa de la UCI Covid-19 del Hospital Regional de Concepción considera oportuno inocular a los grupos más lábiles, foco del plan que iniciará la próxima semana en Chile, pero ni ella ni otros expertos del mundo ven necesario ni útil una vacunación masiva a población sana en el corto plazo, ya que iría en desmedro de que más personas reciban su esquema regular, aumentando las brechas globales en la inmunización y alejará el alcance de la inmunidad colectiva y el control de la pandemia.
Se instaló en la agenda pública mundial y nacional como un supuesto hace algunos meses hasta que se fue transformó en un debate formal que tiene consenso en Chile: la tercera dosis de la vacuna contra la Covid-19 comenzará a administrarse el 11 de agosto. Una medida que modifica el plan de vacunación y una de las principales influencias para la decisión ha sido la llegada de la variante Delta al país, considerada de preocupación por la Organización Mundial de la Salud (OMS) dada su gran contagiosidad y para la que se han confirmado más de 60 casos a nivel nacional.
¿Por qué se necesita la nueva dosis?, ¿qué diferencia marcará?, ¿toda la población deberá recibirla?, ¿hay riesgos en la dosis extra?, muchos se preguntan en medio de una crisis sanitaria que ha sido caldo de cultivo para viralizar posverdades y fake news sobre la pandemia y las vacunas que han establecido mitos y dudas, acrecentando el temor existente por el impacto de la enfermedad causada por el coronavirus Sars-CoV-2. Inquietudes que aclara la doctora Leonila Ferreira, jefa de la Unidad de Paciente Crítico de la Clínica Biobío y también de la UCI Covid-19 del Hospital Clínico Regional de Concepción, en la primera línea de afrontamiento a la patología desde que llegó a Chile hace 17 meses y una de las responsables de preparar las unidades en ambos recintos para recibir a los pacientes.
Un refuerzo
Lo primero que resalta es que es un refuerzo a la inmunidad y cree que “es una actitud sabia inocular la tercera dosis a los grupos más lábiles”, foco de la primera etapa: pacientes mayores de 16 años con inmunosupresiones y adultos mayores. Algo que la médica intensivista declara certera, pese a reconocer que no hay investigaciones cuya conclusión avale el efecto del refuerzo (en Chile y otras naciones están en curso los estudios) ni la apoya la OMS o la FDA de Estados Unidos. Es que por el conocimiento científico y médico sobre las inoculaciones, afirma que “una dosis extra no reportaría riesgo de complicación de la vacuna porque, sobre todo cuando hay dos dosis, si existiera posibilidad de que una persona haga una reacción adversa ya la presentó” y que “podrá estimular una mayor producción de anticuerpos e inmunidad”.
La respuesta inmune es individual y se ve disminuida al sufrir alguna enfermedad y el envejecimiento, y la inmunidad que entregan las vacunas tiende a decaer con el tiempo, que puede ser poco o mucho. La debilitación es mayor al hacer sinergia los factores. De ahí que la medida se ve como precautoria y necesaria para robustecer la respuesta en grupos vulnerables a la enfermedad y por características de las variantes circulantes que pueden ser más letales o transmisibles, caso de la Delta que puede contagiar a 8 personas y la cepa original a 2.
No para todos
Aún así, en el corto plazo cree que un refuerzo no sería necesario ni útil para personas más jóvenes y sanas vacunadas, pues “la vacunación completa (dos dosis o una según la vacuna) sigue siendo lo suficientemente protectora”, asegura, citando también la opinión de muchos expertos del mundo.
Con más de 80% de la población objetivo con su vacunación completa en Chile, más los millones que han recibido la primera dosis, resalta que “lo demuestra el hecho de que, en mi experiencia, no hemos tenido en la UCI a un paciente dos veces”. Además, la mayoría de quienes están en unidades de paciente crítico no se han vacunado y todos los no vacunados están conectados a ventilación mecánica. Se suma la notoria tendencia a la baja de casos en Chile y la Región del Biobío. Hay que recordar que las vacunas (hay 4 en uso de 5 con aprobación de emergencia en Chile) no evitan la infección, aunque promueven asintomáticas o leves, y su gran efecto es prevenir cuadros graves y mortales.
Por los efectos aún evidentes y la eventual posibilidad de una vacunación masiva contra el Sars-CoV-2 con una dosis de refuerzo cercana a haber completado el esquema en los grupos no vulnerables, la doctora Leonila Ferreira plantea que “no veo cuánto podríamos ganar, porque no hay estudios que lo digan”. De hecho, se considera una estrategia con más riesgos que beneficios, pues puede interferir en la inmunidad de rebaño o colectiva global, tan trascendente como la local que tan cerca está en Chile y se logra cuando la mayor cantidad de la población, 80%, está inmunizada frente a una enfermedad y así deja de ser una crisis. “Y una tercera dosis es un problema desde el punto de vista de la cobertura mundial”, advierte.
Las brechas
La cobertura ya es una problemática de salud pública y puede verse más diezmada, ya que hay grandes brechas dadas por límites en las capacidades económicas de muchos países para adquirir vacunas y de producción de estas que han afectado su disponibilidad. La especialista recalca que si más países empiezan a usar una dosis de refuerzo, más desmedro habrá para los con complejidades para inocular a su población y hay unos con coberturas que no llegan al 10%. De ahí que la OMS y otros organismos y expertos nacionales e internacionales desincentivan la tercera dosis ahora para resguardar que la mayor cantidad de habitantes del mundo reciba el esquema regular.
Además de la desprotección frente a la Covid-19 que genera la brecha, con más personas inmunizadas hay menos circulación viral y su acento está en que “mientras exista circulación viral existe posibilidad de que el virus siga mutando y surjan nuevas variantes”, que pueden ser de preocupación o peligrosas y provocar graves problemas con la inmunidad. Ello, aclara, porque la naturaleza de este tipo de patógenos es generar mutaciones que mantengan o fortalezcan su posibilidad de contagio, que les permite sobrevivir. El peor panorama es “si surge una nueva variante que cambie la proteína Spike, porque probablemente es cuando todas las vacunas disponibles van a fallar y se necesitará desarrollar otras”. La proteína, también llamada espiga, forma la corona del Sars-CoV-2 y es con la que ingresa a las células para desencadenar la infección y fue foco del desarrollo de las vacunas, todas hechas con la cepa original.
Y, como evidenció la Covid-19 y sus variantes, si surgen nuevas al otro extremo del planeta es una certera posibilidad que llegue a Chile, dada la alta frecuencia de viajes internacionales desde o con destino al país. Por ello, la brecha puede afectar la salud pública nacional, pese a las cifras de vacunación que lideran a nivel internacional.
El refuerzo masivo
Es así que desaconsejar la masividad de una dosis de refuerzo cercana no significa que no se vaya a necesitar y, como sucede con muchas patologías, Leonila Ferreira tiene certeza de que va a ocurrir en un plazo más largo, aunque no para afirmar en cuánto tiempo ni si deberá ser periódica, como pasa con la influenza, considerada infección invernal para la que anualmente se hace una campaña de inoculación que incluye distintas cepas.
Ello depende de la inmunidad que entregan las vacunas, que tras varios meses siguen funcionando y están en constante estudio para identificar cuándo decaiga al punto de no tener efecto. “Lo que sabemos de los coronavirus, que son cerca de 7 los que provocan infecciones en humano, es que la inmunidad no va más allá de dos años”, apunta. También hay que estar periódicamente estudiando las mutaciones y cómo responden las vacunas frente a nuevas variantes.
Los retos hoy
Todo hace necesario recordar que hay retos a superar, como que en Chile todavía queda un grupo importante de rezagados y que infantes menores de 12 años aún no pueden recibir la vacuna.
Por eso, la doctora Ferreira enfatiza en el llamado a “la vacunación, porque es fundamental” y su gran avance es la razón del mejoramiento en el panorama en Chile, pese a la llegada de la variante Delta e influirá en que “estemos mucho mejor preparados para lo que se venga”, sostiene. Y más favorable será cuando la vacuna se apruebe para niños y niñas, que certeramente ocurrirá más temprano que tarde y es objeto de estudios actuales comprobar la efectividad y efectos en ellos. Sobre esto, la médica recuerda que si bien infantes y adolescentes han sido la menor proporción de casos y los menos preocupantes, porque precisa que “99% hace cuadros leves”, también son los que han estado más resguardados en sus casas y que sí se infectan y pueden contagiar, por lo que en tanto más retomen clases y actividades presenciales también aumentará el contacto social y posibilidades de que se contagien y circule más el virus.
Por lo expuesto es que otro reto es no dejar olvidar que la pandemia no se ha controlado efectivamente en Chile ni en el mundo, que influye en la realidad local, y que los avances nacionales o relajamiento de las medidas no son sinónimo de victoria ni descuido. La profesional manifiesta que la clave sigue siendo mantener las acciones de autocuidado conocidas como uso de mascarilla y evitar aglomeraciones para protegerse a sí mismo y al entorno; mensaje aún más relevante de cara a las Fiestas Patrias, donde el llamado es a celebrar y disfrutar con responsabilidad, porque mientras mejor sea el cuidado, más cerca está el superar la pandemia y retornar a las actividades, los festejos, la vida en libertad que antes se percibía como la habitual normalidad y hoy es el anhelo de toda la población.