La doctora Estefanía Nova es la autora principal del proyecto que halló que la patología genera cambios que llevan a frenar transporte de vitamina D y a su acumulación, favoreciendo el crecimiento del tumor.
Una mejor comprensión de mecanismos moleculares que impiden una efectiva respuesta inmunológica antitumoral en el cáncer oral, debido a la producción de mediadores químicos que inducen una respuesta reguladora anti-inflamatoria que favorece el desarrollo del tumor a través de una vía de señalización de la vitamina D, es el resultado de una investigación liderada por la doctora en Inmunología Estefanía Nova, académica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción (UdeC) y cuyos resultados se publicaron durante mayo en la revista Frontiers in Immunology.
Esta se realizó en el marco de un Fondecyt Iniciación y participaron investigadores de Melisa Institute y centros internacionales, y surgió desde la pregunta, “¿cómo el cáncer oral modula la respuesta inmune para que funcione a favor de la enfermedad y no del paciente?”, cuenta la investigadora. Una patología de alta morbilidad y mortalidad, ya que “lamentablemente se detecta en estadios tardíos”, advierte, lo que implica que en muchos casos el diagnóstico sea cuando hay metástasis, menos esperanza de vida y los tratamientos dejan secuelas físicas graves en los supervivientes.
Se sabe que el sistema inmune influye en el desarrollo del cáncer, sea por estimulación de vías que juegan un rol antitumoral o generando un ambiente anti-inflamatorio que permite que el tumor crezca y se disemine. Los principales agentes del sistema inmunológico son los linfocitos o células T, con diferentes funciones o fenotipos. En el cáncer, la presencia de células T regulatorias (Tregs) y células T helper tipo 2 (Th2) se asocian a un peor pronóstico, mientras las respuestas de células T helper tipo 1 (Th1) dentro de los tumores, muestran, en general, uno mejor.
En cáncer oral, cuenta la doctora Nova, la duda era si el ambiente anti-inflamatorio a favor del tumor era mecanismo de este o externo. Para despejarla se analizaron las biopsias de 15 pacientes con cáncer oral comparadas con biopsias de 16 controles libres de la enfermedad, encontrándose Tregs y Th2 en abundancia y una población reducida de células Th1.
Ello llevó a hipotetizar que los factores secretados por las células tumorales (secretoma) podrían inducir por sí solos un fenotipo antiinflamatorio o regulador, lo que se evaluó con técnicas de proteómica y transcriptómica. Los análisis, entre otros hallazgos, mostraron que el secretoma inducía la expresión de un grupo de genes que controlan la vía de señalización producida por la vitamina D en células T y a reducir proteínas que transportan a la vitamina dentro de las células. Esto, explica, lleva a acumular de vitamina D y ello a producir prostaglandina 2: “ambos mecanismos cambiaban a las células expectoras hacia un fenotipo regulador”, afirma. En otros experimentos se confirmó que la combinación vitamina D-prostaglandina 2 inhibió la producción de citoquinas, importantes para activar al sistema inmune.
Hallazgos de los que Estefanía Nova reconoce su potencial de impacto. “Podrían ser interesantes para el desarrollo de terapias biológicas enfocadas en anticuerpos capaces de bloquear la acción de moléculas específicas que favorecen el crecimiento de los tumores”, asevera. Terapias más específicas y eficaces, por ejemplo, para normalizar la vía de señalización de la vitamina D y así frenar el crecimiento tumoral, contribuyendo con tratamientos menos invasivos, mayor sobrevida y mejor calidad de vida.
Para ello remarca la necesidad de seguir investigando para conocer distintas vías o mecanismos que influyen y, asegura, aportará a la profundización con un Fondecyt Regular en que abordará cambios metabólicos que el cáncer oral genera.
Resultados en la frontera del conocimiento requirieron experimentos con técnicas y tecnologías de frontera. Y el aporte de Melisa Institute, ubicado en San Pedro de la Paz, fue crucial, pues tienen equipos como un espectrómetro de masas de última generación para análisis de proteómica de alta resolución único en Latinoamérica. También, tienen infraestructura para genómica y metabolómica.
Mauricio Hernández, máster en Microbiología y Chief Laboratory Officer del recinto afirma que “sin estas capacidades, los resultados se podrían haber obtenido sólo mandando las muestras al extranjero”, y ello implica riesgos como daños en traslado que se evitan. Algo que no sólo aplica a este trabajo y, de hecho, para aportar con las capacidades en potenciar la investigación regional y nacional mantienen colaboraciones con la academia y la industria a través de distintos proyectos.
Reportes para Chile ubican al cáncer oral en el lugar 17 entre todos los cánceres, pero el Ministerio de Salud ha advertido en años recientes que ha aumentado su prevalencia y mortalidad, pasando de 1 fallecimiento cada 100 mil habitantes en 1997 a 1,4 en 2015.
Según el artículo “Cáncer Oral en Chile. Revisión de la literatura”, publicado en la Revista Médica Chilena (2016), la incidencia de esta patología que puede afectar al labio, cavidad oral u orofaringe es 3,2 casos nuevos cada 100 mil habitantes para hombres y 1,2 en mujeres. Justamente, la evidencia indica que más del 60% de los pacientes y fallecidos son varones mayores de 40 años y la edad media del fallecimiento son los 68 años.