La herramienta muestra la carga viral de Sars-CoV-2 en 14 sectores y se entrega en el contexto del monitoreo de aguas servidas que se hace en la comuna a cargo de un grupo intersectorial e interdisciplinario, impulsado por la Seremi de Ciencia. Trabajo hace un PCR a 140 mil personas cada dos días.
Una prueba PCR a 140 mil personas cada dos días. Así resume la trascendencia al monitoreo de aguas servidas para detección temprana de Covid-19 que se hace en San Pedro de la Paz la doctora Paulina Assmann, seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación(Ctci) de la Macrozona Centro Sur. La iniciativa es impulsada por la cartera y ejecutada junto a la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), Núcleo Milenio MiDaS, Laboratorio Biodiversa y Municipalidad de la comuna, con apoyo del Consejo Regional del Gobierno Regional del Biobío.
El trabajo comenzó en enero de 2021 con 14 puntos de muestreo y recientemente se implementó un “Semáforo de Alerta” que grafica la situación epidemiológica en distintos sectores, particularmente la carga viral de Sars-CoV-2, responsable de la enfermedad. Ello se expresa en zonas roja, naranja, amarilla o verde: la primera es la de mayor alerta.
“Es algo muy valioso, porque sabes cuál es el estado de la población”, afirma Assmann sobre el instrumento que indica dónde enfocar la atención. Por ello, crucial es que la información llegue a las autoridades y, sobre todo, a la comunidad a través de las juntas vecinales que reciben el reporte desde el municipio sampedrino, disponiéndose el Semáforo también en plataformas como sus perfiles de Facebook y Twitter, pues sostiene que “la idea es que la gente sepa de esta herramienta para que si está en una zona roja se acerque a una pesquisa activa y extreme el autocuidado”.
Si los datos no se reciben ni llevan a la acción poco sirve tener un sistema de vigilancia de esta envergadura, imposible se vuelve materializar el valor de la ciencia para dar solución a problemas reales y contribuir al bienestar de la población y, en este caso, al control de la crisis sanitaria. Es que resalta que “permite detectar focos de contagio y guiar la búsqueda activa de manera anticipada, mucho antes de que alguien tenga síntomas”. La evidencia muestra que las personas excretan el Sars-CoV-2 al tercer día del contagio, pero que los síntomas se presentan al séptimo, habiendo también pacientes que cursan cuadros asintomáticos e igual pueden contagiar. Con ello a la base, el muestreo de aguas servidas identifica potenciales brotes más que oportunamente y la toma de medidas como aislar a infectados y sus contactos.
Paulina Assmann recalca que el muestreo que se hace en los puntos abarca 24 horas, tiempo del ciclo biológico humano. Cada hora, Biodiversa, filial de Essbio, extrae muestras que se llevan al Laboratorio de Ciencias Biomédicas de la Ucsc, dirigido por el doctor Matías Hepp. “Analizamos las muestras para detectar Sars-CoV-2, carga viral y calcular el número de personas infectadas, por ejemplo”, precisa la doctora Andressa Da Silva Reis, investigadora del Laboratorio Ucsc.
Esa información se envía al Núcleo Milenio MiDaS, responsable de desarrollar la herramienta matemática que analizó la red de alcantarillado comunal de Essbio y arrojó los 14 puntos donde instalar estaciones de muestreo, donde la procesan y pintan el semáforo con colores que representan la realidad de una zona, cuenta su investigador doctor Mauricio Castro. Zona naranja indica aumento de la carga viral en últimos 5 días y roja un alza pronunciada en ese periodo.
El reporte se envía a la Seremi de Ctci, municipio y se deriva a la Seremi de Salud del Biobío. Así, se puede canalizar a la comunidad y orientar pesquisas en territorios rojos. La idea es que se vaya robusteciendo el esfuerzo y sumar plataformas para comunicar, amplificando el potencial de esta herramienta para tomar decisiones basadas en evidencia y el conocimiento sea el arma para combatir a la Covid-19.
El monitoreo de aguas residuales para detectar tempranamente la presencia de Sars-Cov-2 que se está hoy haciendo en San Pedro de la Paz estuvo antecedido por un proyecto piloto que se desarrolló durante 2020 en la Región de Ñuble de manera pionera en Chile y Sudamérica. La iniciativa fue financiada por el Gobierno Regional de Ñuble y ejecutada en conjunto con la Intendencia, las Seremis de Ctci y Salud, la Universidad de Concepción y una empresa sanitaria.
Una idea aplicada a nivel regional, con exitosos resultados, que buscó utilizar lo que reportaba la información científica publicada sobre la posibilidad de hacer una detección anticipada de casos antes de que se manifestaran síntomas y obtener el beneficio de ello.
Uno grande. El doctor Mauricio Castro asevera que sería tan costoso como complejo abarcar con toma de PCR individuales u otras pruebas diagnósticas disponibles a la cantidad de personas y con la periodicidad de análisis que permite testear aguas servidas. Estadísticamente hablando, el enfoque individual no es el óptimo para hacer una radiografía epidemiológica como la que permite monitorear las aguas servidas. Punto desde el cual la seremi Paulina Assmann destaca que los esfuerzos también se han orientado a identificar variantes genéticas circulantes del patógeno en la población local.
Por lo expuesto define a este monitoreo como necesario complemento a las estrategias implementadas por las autoridades sanitarias en cuanto al diagnóstico y pesquisa de Covid-19, además de las de contención de la expansión, planteando que lo ideal sería que el sistema de vigilancia exista en muchos más sitios, en todo el país. Y su principal énfasis está en la dimensión genómica y las variantes del virus identificadas, algunas vinculadas a mayor contagiosidad y más resistencia. “Estamos en un proceso de inmunización a la población y el tema de las mutaciones genéticas del virus pasa a ser muy importante, porque analizando las aguas residuales podríamos determinar si la vacunación va a ser efectiva o no al saber qué variantes están circulando en un territorio”, cree.
Y considera que debería ser pensado como política pública más allá de la Covid-19 para cuidar la salud y mejorar la calidad de vida de los habitantes de Chile, como hay en otras naciones como Reino Unido a través del trabajo de la Universidad de New Castle. Camino al que se podría avanzar a partir desde el actual proyecto regional.
Las alcantarillas son los intestinos de la ciudad y “las aguas servidas pueden revelar secretos profundos de la población”, manifiesta Andrea Da Silva Reis, doctora en Ecología que llegó directo desde Brasil a Concepción para trabajar en el monitoreo de las aguas residuales, algo que durante 2020 también se hizo en su nación, donde integra un grupo de expertos que previo a la pandemia realizaba una vigilancia de las cuencas hidrográficas brasileñas. Aunque sea difícil de creer, los desechos orgánicos que excretan las personas están lejos de ser una basura inservible, pues en heces u orina se liberan marcadores biológicos o químicos vastamente estudiados -y algunos aún por descubrir- que pueden relacionarse con riesgo a desarrollar una enfermedad o padecer una. Todo llega a las aguas servidas, por lo que “al analizarlas podemos tener acceso a mucha información valiosa para la salud pública e, incluso, mental”, manifiesta.
Lo ejemplifica en que “hay biomarcadores relacionados con estrés, hepatitis A o ciertos cánceres”, como el gástrico que tiene una importante relación con la infección de la bacteria Helicobacter pylori que se libera en las heces. Además, la presencia de antibióticos o de agentes químicos provenientes desde productos de uso doméstico o industrial también puede hallarse en estas aguas, pudiendo evidenciarse el riesgo de resistencia microbiana en un territorio o el estado ambiental y focos o peligro de contaminación.
Lo trascendente es que los hallazgos se pueden traducir en acción, tal como en la Covid-19, y un sistema de vigilancia de este tipo puede ser la fuente de información que alimente el diseño de planes de prevención y promoción de salud frente a ciertas patologías para las que se evidencie un potencial riesgo, además de campañas de alerta y detección temprana o estrategias de cuidado ambiental. Lo trascendente es que sobran las razones para revelar los importantes secretos que podrían estar fluyendo por las alcantarillas.