Ciencia y Sociedad

Neurociencia como base para mejorar la comprensión lectora

Informes advierten que gran parte de los adultos del país no entienden lo que lee. Los futuros docentes no son excepción a la falencia y proyecto de la académica Mabel Urrutia busca fortalecer esta habilidad en estudiantes de pedagogías UdeC.

Por: Natalia Quiero 24 de Abril 2021
Fotografía: Mabel Urrutia

Según la Encuesta de Competencias de Adultos del Programa para la Evaluación Internacional de las Competencias de Adultos (Piaac) de la Ocde (2016), en Chile menos del 1% de los adultos que han completado su educación media tiene nivel alto de comprensión lectora y la cifra es 5% para los con educación superior, mientras que el promedio de las naciones del organismo es 7% y 21%, respectivamente.

Un gran porcentaje de las personas adultas de nuestro país sabe leer, pero no entiende lo que lee y la lógica hace inferir- avalado por informes- que las falencias se manifiestan, incluso más crudamente, desde la etapa escolar y universitaria que son en las que las competencias se desarrollan y fortalecen para la futura vida adulta, profesional y/o laboral.

Lamentablemente, claro está, no se logra para todos y los estudiantes de pedagogías, los futuros profesores que estarán en las aulas formando a las nuevas generaciones, no son excepción a esta preocupante regla. “Hay estudios que muestran un bajo desempeño de los estudiantes de pedagogías en comunicación escrita: más de 70% no se desenvuelve de manera correcta”, advierte la doctora en Psicología Mabel Urrutia, profesora asociada de la Facultad de Educación de la Universidad de Concepción (UdeC), especialista en el área de la Neurociencia Cognitiva que se ha dedicado a estudiar las bases neuronales de la comprensión lectora usando la electrofisiología, con un equipo que adquirió tras adjudicarse un proyecto Fondequip, en alumnado de pedagogías UdeC y evaluaciones hechas evidencian que las falencias de comprensión lectora no sólo se presentan en primer año, sino también en cursos más avanzados.

Solución al problema

La realidad hace imperante mejorar la comprensión lectora en los estudiantes y en particular en futuros pedagogos y a ello busca contribuir con la investigación que desarrollará en el marco del proyecto Fondecyt Regular (Anid) que se adjudicó en el concurso 2021 y avanzará en lo hecho en el Fondequip que se enfocó en lo que pasaba durante la lectura y no aplicó técnicas posteriores, aclara.

En el actual, participarán estudiantes de primer año de pedagogías de la UdeC quienes serán evaluados previo y luego a una intervención didáctica, donde sofisticados métodos y conocimiento neurocientífico serán la base para entender y solucionar el problema, sobre el que la doctora Urrutia explica que “hemos investigado que hay dos aspectos que influyen en la comprensión lectora: vocabulario y nivel de inferencia (capacidad de deducir información implícita en el texto)”. Hay quienes no presentan dificultades en ningún campo, otros en uno y un grupo en ambos.

 

Mabel Urrutia

Las Neurociencias

Una tecnología de evaluación será la electrofisiología, usando el instrumento de Fondequip, que precisa que “permite medir la actividad cerebral cuando las personas están leyendo, pudiendo llegar a los sustratos neuronales más profundos para ver cómo está funcionando la lectura a nivel cognitivo”, pero sin invadir, sino usando electrodos. “Hay un componente llamado N400 que se activa cuando una persona no entiende bien un texto”, cuenta, y “el P600 se detecta cuando las personas reinterpretan información. Un mal lector toma una decisión de un texto ambiguo y al final se da cuenta que no era correcto; ahí aparece este componente que está evidenciando la dificultad exacta que tiene el lector”, aclara. Con el Fondecyt Regular se adquirirá un equipo de movimientos oculares, “técnica que permite ver dónde la persona pone el ojo, cuánto tiempo permanece ahí o cuánto regresa hacia una palabra, para ver qué pasa a nivel de vocabulario”, añade.

Ahí las grandes ventajas de este vanguardista estudio versus los tradicionales que emplean pruebas escritas y puntajes que como resultado sólo dicen si hay buena o mala comprensión lectora, pero “no se puede observar tan directamente lo que está pasando con el cerebro cuando está procesando la información”, dice la doctora Urrutia. Muestran que hay un problema, pero no su origen que puede ser diverso, a diferencia de las técnicas neurocientíficas. Y eso es clave, pues resalta que “el aporte de las neurociencias nos permite ver las diferencias individuales de los estudiantes y no considerarlos a todos como igual. Si consideramos a todos como igual los métodos de intervención no van a ser efectivos”.

La comprensión lectora como el vehículo clave en la ruta de la movilidad social

Es alarmante el bajo nivel de comprensión lectora que presenta la población adulta chilena y más que haya falencias en quienes se están formando en carreras que los convertirán en los futuros profesores, porque en muchos podrían perpetuarse hasta cuando lleguen a las salas de clases y sin esta habilidad comunicativa entrenada no podrán enseñarla con propiedad, advierte la doctora Mabel Urrutia. La adquisición y fortalecimiento de esta habilidad es un factor crucial para mejorar los estándares de calidad de la educación que se ofrecerá a los escolares, manifiesta; niños, niñas y jóvenes que construirán la sociedad chilena del futuro y que sin la base de una enseñanza adecuada podrían convertirse en esos adultos que no entienden lo que leen y ver mermadas sus posibilidades futuras.

 

Importancia transversal

La investigadora sostiene que “la comprensión lectora es una de las habilidades del siglo XXI”; su importancia es transversal a todas las ocupaciones y dimensiones de la vida. “Está presente en todo”, afirma. Tan crucial es su rol que sostiene que “la movilidad social se basa en el nivel de comprensión lectora”; puede ser el escudo que proteja la dignidad, derechos, salud y bienestar integral o que les vulnere si no es adecuada, porque gran parte de la información proviene desde los textos “y si no puedo entender lo que algo dice no puede utilizarlo de manera correcta”, advierte.

Si se centra en los escolares y lo académico, plantea que el nivel de comprensión lectora puede relacionarse directamente con el desempeño en todas las asignaturas y calidad de los aprendizajes, desde un trabajo asociado a un libro a resolución de problemas matemáticos. La habilidad podría ser determinante en las opciones para ingresar a una carrera universitaria y en el rendimiento en esta. La comprensión lectora se relaciona también con una mejor expresión de las ideas, pensamiento crítico y toma de decisiones.

Por ello, para Mabel Urrutia, “una persona con una buena comprensión lectora tiene más opciones de que le vaya bien académica y laboralmente, puede optar a mejores trabajos o ascensos en sus puestos”.

Llevado a otros ámbitos, plantea que si no hay buena comprensión lectora al firmar un contrato de trabajo se podrían aceptar condiciones con las que no se está de acuerdo, podría no identificarse que en la boleta de un servicio básico hay un cobro de más, no reconocer si el médico que está evaluando un examen clínico no está atendiendo todo de manera satisfactoria y sería mejor una segunda opinión.

Múltiples ejemplos demuestran la trascendencia de la comprensión para la vida y así lo fundamental de mejorarla en todas las personas y particularmente en los profesores para que las nuevas generaciones estén entrenadas con esta competencia y sus opciones de proyectarse sean más amplias.

Los factores asociados

Como un fenómeno de impacto social y cultural, la comprensión lectora tiene también un componente social y cultural en su falencia que se presenta en todo nivel socioeconómico, aunque la balanza se inclina negativamente hacia los sectores más vulnerables, plantea la doctora Mabel Urrutia. Ello se puede explicar por las brechas en la calidad de la educación que reciben los alumnos de distintos establecimientos, pero también en el acceso a materiales escritos y fundamentalmente libros, que ayer celebraron su Día Internacional, que a veces son de alto costo y se ven como impagables, pero así también en muchas familias y personas la lectura es poco valorada y “no consumida”.

Es que leer se vincula con los factores que determinan la comprensión lectora, que la académica menciona “son el nivel de vocabulario y funciones ejecutivas como la memoria de trabajo o la flexibilidad cognitiva”. Lo positivo es que “el cerebro es un músculo que se entrena y a medida que va ejercitándose con la lectura van desarrollándose las habilidades que mejoran la comprensión lectora”, sostiene.

Estrategias

De ahí que mejorar la competencia en los docentes para que puedan formarla bien en sus educandos está en un íntimo vínculo con fomentar el hábito de leer desde la escuela y destaca que “la motivación lectora es fundamental” y lo ha investigado en un Proyecto Fondo del Libro y la Lectura que lidera. “Imponer a leer a muy temprana edad materiales fuera de los intereses de niños y niñas puede afectar su motivación”, advierte, desincentivando el hábito, por lo que sería clave articular los planes lectores del currículo para que accedan a materiales escritos según sus intereses y alimenten ese amor por la lectura que lleve a tener una mejor comprensión lectora para la vida.

También recomienda la lectura compartida como estrategia pedagógica a nivel escolar y universitario, porque son instancias motivantes y que permiten a estudiantes exponer ideas, dialogar y discutir con sus pares las lecturas; retroalimentaciones que lleven a mejorar la comprensión lectora.

Por último, si bien a nivel universitario, por ejemplo en la UdeC, hay un ramo que aborda la comprensión lectora en todas las pedagogías, cree que es importante erradicar el paradigma de que formarla y evaluarla es responsabilidad exclusiva de los profesores de Lenguaje y Comunicación que es lo que reconoce que suele suceder, para que la habilidad sea entrenada en futuros docentes de todas las asignaturas y en todas sea trabajada con los escolares.

*2023 es el año en que termina el plazo de ejecución del proyecto Fondecyt Regular a cargo de la doctora Mabel Urrutia.

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