María Isidora Ávila desarrolló un estudio cuyos resultados la destacaron por hacer ciencia con impacto ambiental y social en “25 mujeres en la ciencia Latinoamérica”, que organizó empresa 3M.
“Mi investigación de verdad genera impacto”, cuenta la doctora María Isidora Ávila como el satisfactorio pensamiento que la invadió al saber que estaba entre las “25 Mujeres en la Ciencia Latinoamérica”, concurso que realizó la empresa 3M para destacar la historia y trabajos de impacto social o ambiental de investigadoras latinoamericanas.
Una noticia que sorprendió para motivar a continuar la misma senda a la científica que es profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), donde estudió Biología Marina y Magíster en Ecología Marina, pues hubo más de mil postulantes y, con la humildad de saberse recién comenzando su carrera científica y que son tantos los trabajos liderados por mujeres de gran valor, creyó difícil estar en el selecto grupo reconocido por hacer ciencia con impacto en América Latina. Pero, lo integra.
Ávila postuló “Importancia relativa de la pesca artesanal y la productividad primaria en los ecosistemas bentónicos de Chile Central”, investigación parte de la tesis de su doctorado en Ecología, que estudió en la Pontificia Universidad Católica (PUC) y finalizó en 2020, para comprender cómo mantener los ecosistemas saludables y generar resultados útiles para el manejo de los recursos naturales considerando el concepto de redes tróficas.
A través de herramientas matemáticas y de modelación frente a distintos escenarios de pesca, estudió las dinámicas en los ecosistemas del intermareal rocoso y el submareal somero para identificar el efecto que la explotación de una especie de importancia comercial influye en la abundancia de otras importantes. Además, indagó el efecto en la biodiversidad. “En estos ecosistemas hay muchas especies, las que interactúan y coexisten entre ellas. Trabajé con todo Chile Central y cada red tenía más de 100 especies”, explica.
En esos ecosistemas los pescadores extraen recursos animales y algales como locos y cochayuyo, respectivamente, y entre sus resultados destaca que “las algas de importancia comercial son mucho más sensibles que los animales”. Hallazgo trascendente, sostiene, ya que dentro de dichas algas están las pardas cuyo rol es clave en la generación de bosques marinos, entregando refugio, zona de anidamiento y de asentamiento de muchas especies. Es decir, promueven la biodiversidad cuando están y la disminuyen si faltan. “El problema es que están enfrentándose a una alta tasa de pesca ilegal, ya que tienen un alto precio internacional”, cuenta: son muy cotizadas para extraer geles usados en múltiples productos, advirtiendo que “por la zona en la que se encuentran son de fácil acceso para los pescadores, pero de difícil acceso para quienes fiscalizan que los recursos sean extraídos de manera adecuada. En consecuencia, la abundancia de las praderas naturales de las algas pardas está disminuyendo fuertemente”. Esto podría significar que “pronto van a irse a un colapso y eso generaría un efecto negativo hacia los pescadores artesanales que viven de esos recursos e impacto ecológico sobre la biodiversidad de esos ecosistemas”, sostiene.
Sus resultados llaman a reforzar y/o generar estrategias de gestión de extracción de algas antes de que colapsen en vez de buscar soluciones cuando se declare el problema.
Además, evaluó cómo los cambios en la productividad primaria de los océanos, aumento o disminución, afectan los ecosistemas intermareales y submareales de Chile Central, particularmente a las especies de importancia comercial. Aclara que dichas alteraciones son un problema mundial por efecto del cambio climático y estudios predicen que a nivel global podría disminuir hasta 70% a 2050, pero sin proyecciones claras para Chile, hay quienes dicen que aumentará y otros lo contrario. Con su estudio halló que “independiente de la dirección, los cambios de la productividad primaria generan que estas especies se vuelvan mucho más sensibles a la explotación pesquera”, asevera María Isidora Ávila.
Ello, opina, es concluyente para relevar la importancia de establecer sistemas de monitoreo y alerta temprana de dichos cambios junto con diseñar planes de manejo alternativos para evitar que los pescadores se enfrenten a no tener recursos para extraer y comercializar.
Hoy, la científica compatibiliza su rol de docente en la Ucsc con su posición de investigadora postdoctoral en el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) asociado a la PUC. Siguiendo su línea de investigación en miras a contribuir a la sustentabilidad y sostenibilidad de actividades como la pesquería, uno de sus nuevos retos científicos es calcular los límites ambientales nacionales para aportar con evidencia útil en el desarrollo de políticas públicas para alcanzar las metas, pues están claros los planetarios como lograr cero emisiones netas de carbono a 2050 para no pasar el umbral del aumento de 1,5° C de temperatura de la Tierra, pero no los particulares en Chile.
*“25 Mujeres en la Ciencia Latinoamérica” es un concurso organizado en el marco del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia (11 de febrero). El reconocimiento incluye ingresar a una plataforma de visibilización, aumentar el networking, participar en el podcast “Elemental” de 3M y en la publicación de un libro sobre la temática, entre otras instancias de impacto para la inspiración y carrera científica de la doctora Ávila.