La doctora Angélica Avendaño, quien dirige la Unidad de Telemedicina de la Facultad de Medicina, integra Rute-Chile, liderada por cuatro universidades y Reuna, lanzada este 16 de marzo y cuyo propósito es impulsar el desarrollo nacional de la telemedicina, la telesalud y la salud digital.
Las universidades de Concepción (UdeC), de Chile, del Desarrollo y de Valparaíso junto a la Red Universitaria Nacional (Reuna) lideran una iniciativa pionera para el país y cuyo claro propósito es contribuir al progreso: la primera Red Universitaria de Telemedicina de Chile (Rute-Chile).
Esta se formalizó con un Convenio de Colaboración que firmaron los representantes legales de las cinco instituciones el 18 de diciembre de 2020 y se lanzó este 16 de marzo con una actividad online en que se presentaron al público los lineamientos que materializarán su misión de impulsar la formación, investigación y desarrollo de la telemedicina, telesalud y salud digital a nivel nacional, porque “existe el convencimiento de todos los que estamos involucrados, y que venimos trabajando largo tiempo en esta temática, de que es necesario”, sostuvo la doctora Angélica Avendaño, presidenta de Rute-Chile y directora de la Unidad de Telemedicina de la Facultad de Medicina de la UdeC.
Una necesidad que está lejos de significar que innovar en atención en salud y avanzar tiene el mero interés de estar a la vanguardia ni de ofrecer una nueva medicina para la que se deben probar sus resultados: “es la misma medicina que se ha hecho por mucho tiempo con una herramienta que son las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) de por medio, que facilitan y acortan las brechas para que las personas mejoren el acceso y oportunidad de recibir atención oportuna y de calidad, sobre todo cuando están en zonas alejadas y no tienen acceso a especialistas”, resaltó.
Potencial y necesidad de desarrollo que han tenido siempre claro, pero reconoció que lo vivido en la pandemia de la Covid-19 gatilló la oficialización de una red que aúna varios esfuerzos y hace varios años había surgido como inquietud conformar, porque se evidenció la crisis sanitaria como acelerante de la transformación digital en salud, igual que en trabajo y educación.
Al obligar al confinamiento y mantener la distancia física para prevenir riesgos de contagios no sólo se masificó y volvió crucial el empleo de las TIC’s para continuar las actividades normales, sino que se demostró el valor y ventajas de utilizar las herramientas tecnológicas al servicio de la salud, bienestar y calidad de vida de las personas, desmitificando la creencia de que no sirven o que era una cuestión futurista y aportando a cimentar la confianza en la utilidad de estas herramientas tanto en pacientes como en profesionales de salud y prestadores. La teleatención se volvió trascendental para acceder a consultas con profesionales que podían evaluar, orientar o controlar a distancia muchas condiciones sin moverse del hogar, evitando exposiciones innecesarias a la Covid-19 que pudieran darse en la asistencia a centros de atención, ahorrando tiempo y recursos en desplazamientos o pudiendo acceder a horas con profesionales que están en otras ciudades, por ejemplo.
Por eso, el dicho “llegó para quedarse”, aunque parezca cliché, para la doctora Avendaño es un hecho, la situación sanitaria marcó un antes y un después, y el reto es que “se quede en condiciones de seguridad y calidad”, manifestó. A eso quieren contribuir con Rute-Chile y a la base de su quehacer está que la clave es la expansión y fortalecimiento de la cooperación científica y educativa, mediante la colaboración y articulación entre los integrantes de esta red con otros grupos de interés de Chile o redes del extranjero, como Rute-América Latina o la Red Iberoamericana de Salud Digital de la que la es vicepresidenta.
Trabajar en conjunto y compartir experiencias entre equipos para que otros puedan replicar lo que ha funcionado permite enriquecer los aprendizajes, robustecer las iniciativas y obtener mejores resultados, beneficiando de distintas formas a todas las instituciones vinculadas, planteó José Palacios, presidente del directorio de Reuna durante el lanzamiento de Rute-Chile. Así se aceleran los procesos y se acortan más rápido las brechas lo que, finalmente, impacta en el bienestar de quienes recibirán el servicio. Y la mayor puesta en valor de ello es otro efecto pandemia, según el doctor Carlos Saavedra, rector de la UdeC, pues ha enseñado que “no podemos trabajar aislados, que la cooperación mutua nos permite llegar a soluciones sólidas y permanentes; que a pesar de las diferencias propias de cada institución, compartir lo aprendido para contribuir al bienestar de todos nos hace más fuertes”, reflexionó en la ceremonia para dar cuenta de las altas expectativas del rol de Rute-Chile.
El inicio del trabajo colaborativo para acelerar y fortalecer el desarrollo de la telemedicina, telesalud y salud digital en Chile, mediante Rute-Chile, se da en un contexto oportuno por el avance que -certeramente mediado por la obligación- ha impulsado la emergencia de la Covid-19 y porque no es un comienzo desde cero, ya que existen distintas experiencias exitosas que han sido y serán la base para continuar progresando en el extranjero y Chile. Entre estas se halla el trabajo consolidado de la Unidad de Telemedicina de la UdeC, creada en 2005.
“Están las condiciones para que esto se dé. Lo que no nos puede pasar que se den una telemedicina de mala calidad”, aseguró su directora Angélica Avendaño, porque sería desperdiciar las oportunidades y fomentar la desconfianza.
Para una telemedicina, telesalud y salud digital de calidad hay varios aspectos en los que trabajar.
Uno es avanzar en infraestructura tecnológica en el sistema sanitario y la conectividad de la población para que pueda acceder a estos servicios. Existe una brecha digital que develó la crisis sanitaria e implicó, por ejemplo, que muchos estudiantes tuvieran dificultades para asistir a clases online y entre las razones está no disponer de tecnologías en óptimas condiciones o Internet estable por factores socioeconómicos y geográficos, pues aún hay zonas donde no llega la señal del teléfono. Aunque, esto es más fácilmente solucionable y no es el reto mayor para Avendaño.
Resaltó que “lo principal es la formación del recurso humano para que tenga las capacidades, habilitantes tecnológicas y la ética”, tanto de los profesionales como en la innovación curricular en las carreras de pregrado de salud, ingenierías y ciencias sociales para que los futuros egresados puedan brindar una atención de calidad, pues hizo hincapié en que “no es hacer telemedicina estar sentado frente a un computador y tener a un paciente al otro lado de la pantalla: hay muchos procesos en la evaluación, comunicación, en el manejo de datos sensibles, privacidad y consentimiento informado, por ejemplo”, por lo que debe ser un profesional capacitado en el uso práctico de las TIC’s, pero también en su empleo responsable y ético. Esto, relevó, implica estar conscientes de que hay situaciones en que la telemedicina será suficiente, otras parcialmente (formato híbrido) y algunas en las que no y será imperante derivar a consulta presencial, por lo que deben ser capaces de “reconocer cuándo esta atención resuelve o no lo que un paciente necesite”, añadió. Es el gran desafío.
Ello tiene que ver con que el desarrollo de la telemedicina no es reemplazar la atención presencial como algunos creen -y temen-, sino es una alternativa o complemento. “Hay prestaciones que se pueden hacer a distancia y otras presencialmente”, apuntó, y en un paciente pueden darse ambos casos, por lo que se pueden establecer modelos mixtos. Eso sí, por cómo evolucionan la ciencia y tecnología podría suceder que, a futuro y quizá no tan lejano, lo que hoy se percibe de presencialidad irremplazable pueda dejar de serlo, como los procedimientos quirúrgicos y la cirugía robótica, parte de la telemedicina y telesalud, que cada vez se masifica y avanza más. Incorporar las técnicas que existen y vendrán, sumarse a la revolución, implica estar preparados: “por eso necesitamos las alianzas de investigación, desarrollo y formación”, enfatizó Avendaño.
A los distintos frentes, mediante diversas iniciativas y avances en el propio quehacer, han aportado desde la Unidad de Telemedicina UdeC, cuya principal gestora es la doctora Angélica Avendaño, matrona de profesión y dedicada al ejercicio clínico por 25 años, que se involucró y empoderó con avanzar a nivel local cuando estudió su doctorado en Educación. Su tesis fue sobre generar un modelo de gestión del conocimiento para el desarrollo de la telemedicina en la UdeC que le llevó a conformar un equipo que derivó en crear la Unidad que dirige.
“Partió con un fin de formación, con el objetivo de integrar en las carreras del área de la salud las temáticas. Diseñamos una asignatura que hemos ido actualizando y hoy la toman alumnos de todas carreras de salud y Bioingeniería”, contó. Del pregrado se pasó a la formación permanente de profesionales egresados y a brindar prestaciones de salud en distintas especialidades, sumando más de 80 mil en estos años en que han atendido a pacientes desde Arica a Punta Arenas mediante convenios con instituciones y proyectos de investigación o licitaciones adjudicadas.
Conocimiento ganado que se han dedicado a transferir mediante capacitaciones con públicos locales y también extranjeros, además de participación en congresos y publicaciones en libros o papers, posicionando a la Unidad de Telemedicina en Chile y el mundo, reconoció una orgullosa Angélica Avendaño, casi sin creer cuánto han logrado y recordando que, al partir, si bien tuvieron el apoyo de las autoridades universitarias, lidiaron con la incredulidad de muchos de que fuera necesario. Estaban seguros que sí y el tiempo da la razón al esfuerzo de un equipo humano que, también, cumplió un importante rol para afrontar la pandemia de Covid-19 desde sus albores, al implementar la plataforma “Telecovid” que operó de marzo a diciembre de 2020 y apuntó a evaluar el riesgo de contagio en personas que sospechaban estarlo para evitar desplazamientos y asistencias innecesarias a centros de atención en salud, por lo que no suena descabellado afirmar que salvaron vidas y contribuyeron al bienestar. Y ese es el gran potencial y fin de la telemedicina, telesalud y salud digital.
Cuatro universidades más Reuna son líderes y primeros integrantes de la Rute-Chile, pero la idea es que más se sumen para que crezca y así también sus alcances. Por lo que la invitación está abierta y pueden integrarse todas las entidades que tengan calidad de institución de educación superior y personas jurídicas sin fines de lucro que tengan finalidades académicas, científicas o asociadas al ámbito de la salud.
En www.rutechile.cl se puede acceder a más información y a la solicitud de incorporación.