Investigador UdeC participa en informe global de ONU Ambiente

19 de Marzo 2021 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: Contexto

El doctor Ricardo Barra, director del Centro Eula-Chile, fue el único chileno que integró grupo de expertos que elaboró reporte que compila datos científicos recientes y llama a hacer paces con una naturaleza con la que se ha estado en guerra, evidencia su gran destrucción.

“Haciendo las paces con la naturaleza, un plan científico para abordar las emergencias climáticas, de biodiversidad y de contaminación” se llama el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), liberado el pasado 18 de febrero. Un título sugerente que halla su origen en que “consideramos que hemos estado en guerra con la naturaleza”, sostuvo el doctor Ricardo Barra, director del Centro Eula-Chile y académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción (UdeC).

Fue el único científico de Chile que participó del trabajo que sintetiza datos revelados en distintos reportes globales sobre el estado del planeta lanzados entre 2018 y 2020, porque “el interés fue recolectar la información científica lo más actualizada posible”, precisó el también investigador del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y Minería (Crhiam) liderado por la UdeC y uno de los expositores del Congreso Futuro Biobío 2021 realizado en enero, quien en su destacada trayectoria científica cuenta con haber contribuido en dos de los trabajos de colaboración internacional que nutrieron el último reporte de ONU Medio Ambiente, que “deja en claro que nuestra guerra contra la naturaleza ha dejado al planeta destrozado”, escribió el secretario general de la ONU, António Guterres, en el prólogo del documento, pero agregó que “también nos guía a un lugar más seguro al proporcionar un plan de paz y un programa de reconstrucción de posguerra”.

Ciencia para actuar ya

Justamente, el doctor Barra resaltó que el principal propósito de este informe es que la ciencia colabore en crear soluciones y sea el sustento para el diseño de políticas públicas en todas las naciones, entregando propuestas para abordar los diversos puntos -en extremo- críticos identificados y transitar hacia la sostenibilidad en esta década. Y se debe actuar ya, pues advirtió que “si no lo hacemos ahora es muy probable que no alcancemos las metas”, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU en su Agenda 2030 cuyo logro para dicho año está en riesgo según el estado actual y así su horizonte de asegurar la prosperidad de toda la humanidad y el planeta, además de tener un mundo neutro de carbono al 2050 para no superar el aumento de temperatura de 1,5°C de la Tierra, revertir la curva de pérdida de biodiversidad y frenar la contaminación de todo tipo. “Estamos preocupados porque todos los indicadores muestran deterioro”, manifestó sobre las conclusiones de un informe que demuestra que tres cuartas partes de la Tierra se ha transformado radicalmente por impacto de la actividad humana y que todas las emergencias o problemas ambientales están delicadamente entrelazados.

“Estamos perdiendo rápidamente biodiversidad”, dijo, y 1 millón de las 8 millones de especies de animales y plantas estimadas en el mundo están en peligro de extinción por causas como la degradación de ecosistemas y pérdida de hábitats por cambios en el uso de suelo y la sobreexplotación de recursos naturales. Motivos también vinculados al riesgo de enfermedades zoonóticas (transmitidas de animal al hombre o viceversa) como la Covid-19 entre múltiples otras patologías causantes de epidemias, cuyo incremento es evidente en décadas recientes: cerca de 75% de todas las nuevas enfermedades infecciosas tienen su origen en animales y 700.000 virus en animales y aves podrían representar una amenaza para la salud humana.

La contaminación mata más de 9 millones de personas al año (más que la Covid-19)”, añadió, principalmente del aire interior y exterior, y los productos químicos -aumentando en producción y liberación al ambiente- amenazan la salud humana y al medioambiente.

“El cambio climático se está intensificando más allá de predicciones que hicimos hace una década”, apuntó. Esto se vincula directamente con el calentamiento global, siendo el planeta 1°C más cálido que hace un siglo, con efectos como acelerar el aumento del nivel del mar y la frecuencia e intensidad de eventos extremos que amenazan a las personas y la naturaleza, “y si seguimos así vamos a tener 3° C más a fines de este siglo”, advirtió porque los impactos serían aún peores. Es que las emisiones de gases de efecto invernadero son responsables de este fenómeno y, si bien el reto es disminuirlas, seguimos aumentándola.

 

“Hay presión al medioambiente por nuestra forma de consumo”

Si bien el estado del planeta es crítico y los datos podrían llevar al pesimismo, según el informe “Hacer las paces con la naturaleza” aún se puede evitar más nefastas consecuencias e, incluso, revertir parte de la destrucción hecha, pero hay que actuar rápido, audaz y ambiciosamente, con la palabra “transformar” de motor.

Transformar la mirada que se tiene de la naturaleza hacia una que la valore; trasformar la forma en que la humanidad se relaciona con el medioambiente; transformar la manera en que se concibe el desarrollo; transformar la consciencia, economías y sociedades. Eso han venido impulsando, desde hace años, diversas efemérides cuya instauración se ha hecho necesaria para sensibilizar la delicada realidad de un medio natural para contribuir a protegerlo como el “Día Internacional de los Bosques” (21 de marzo), “Día Mundial del Agua” (22 de marzo), “Día Meteorológico Mundial” (23 de marzo)” o “La Hora del Planeta” (último sábado de marzo). Barra aseguró que “tenemos que hacer una transición en varios sistemas que son clave”, donde investigar, innovar, repensar, rediseñar y reconstruir son llaves maestras y “todos tenemos algo que decir y hacer: desde las grandes compañías y gobiernos hasta organismos de la sociedad civil, la academia y la ciencia, y los ciudadanos”, destacó. La única verdad es que somos parte de un medio natural de cuyo funcionamiento y estado dependemos, y que no puede esperarse tener personas sanas si hay una naturaleza enferma, por lo que el paradigma que debe primar es el de “una sola salud”, afirmó.

Reforestar, restaurar, recuperar, proteger y conservar la biodiversidad es la base.

Emisiones de gases

Para el investigador “uno de los retos más importantes es que en esta década debemos reducir, al menos, 45% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) si no queremos superar los 1,5°C más de temperatura”. Es el objetivo del Acuerdo de París al reconocer que reduciría los riesgos e impactos asociados al cambio climático. Incluso en Chile, donde “aportamos menos de 0,3% de las emisiones, pero somos uno de los países más vulnerables (por nuestra geografía)”, advirtió, destacando los esfuerzos nacionales en aspectos como el cambio de la matriz energética a una limpia, con un compromiso de que 70% esté compuesta por energías renovables al 2030 -ahora su participación bordea el 20%- ya que “casi el 40% de las emisiones viene por la generación de energía (combustibles fósiles)”, aclaró.

Relevó también lo importante de hacer cambios en el sistema de producción de alimentos, ya que sólo la ganadería explica casi 25% de las emisiones de GEI. La importación -o exportación- , por el transporte, influye muchísimo. En su opinión no es sostenible que en una región se cultiven vegetales o produzcan carnes que se exporten y se consuman las traídas de otras zonas o países.

Consumo

Sobre ello, contó que “comer menos carne” es una de las recomendaciones del informe. De hecho, una dieta basada principalmente en plantas tiene el potencial de reducir las emisiones de GEI de 2 a 20%. También hay que preferir consumir los alimentos producidos localmente. Algo que reduce la huella de carbono y contribuye al desarrollo de las economías locales. La generación de huertas urbanas o domésticas, los autocultivos, son otra estrategia relevante.

De ahí que sea innegable el papel de los consumidores en esta y un sinfín de otras situaciones como la contaminación, porque aseveró que “hay una presión al medioambiente dada por nuestra forma de consumo”, en una sociedad consumista e individualista. Así, los ciudadanos pueden impulsar cambios desde sus conductas que lleven presionen al sistema productivo y comercial, liberando a la naturaleza.

Hay que tener un consumo responsable y para ello antes de comprar hay que preguntarse y reflexionar sobre la proveniencia de un producto -cual sea-, reconocer si es realmente necesario, qué pasará una vez se consuma o termine su vida útil y si puede reutilizarse o reciclarse para optar por lo que pueda tener nuevos usos al ser residuo.

Educación, pandemia y oportunidad

Para ello, Barra es un convencido de que la educación a toda la comunidad y sobre todo a las nuevas generaciones, que construirán la sociedad del futuro y sufrirá los terribles impactos de los problemas actuales, sobre decisiones de compra responsables y cuidado del medioambiente para un desarrollo sostenible es clave. Pero, también el rol y retos de la ciencia para aportar con nuevas ideas y materiales o recursos que en su concepción tengan a la base pensar su destino una vez no se puedan seguir ocupando y/o las mismas propiedades de los que hoy son tan problemáticos e imprescindibles. Para lo primero planteó la interrogante, “¿qué pasará con todos los paneles solares cuando termine su vida útil?” y para lo segundo se detuvo en el plástico sobre el que sostuvo que “hasta ahora, en muchos aspectos, le considero vital e irreemplazable porque no hay otro material que ofrezca todas sus ventajas”, por ejemplo, en protección a la salud -claro ejemplo en su papel para prevenir riesgos de la Covid-19-.

Una pandemia que, cree con convicción, es una oportunidad de impulsar las transformaciones necesarias. Y lo ha hecho. Como la digital por las actividades a distancia en formatos virtuales, que ha implicado menos uso de papel y otros recursos como el transporte motorizado, demostrando que es posible trabajar sin trasladarse y que ya no se necesita viajar para tener reuniones con equipos de otras ciudades y latitudes, por ejemplo. De hecho, agregó que el confinamiento y restricción de movilidad disminuyó la circulación de vehículos y así emisiones de GEI. Por otro lado, la situación sanitaria incrementó la producción, uso y desecho de plásticos de un solo uso, sobre todo insumos médicos vitales como mascarillas y guantes. Todo ha evidenciado lo necesario -y posible- de crear nuevos recursos o métodos que contribuyan al bienestar y calidad de vida humana sin perjudicar al medioambiente.

Informe global “Paces con la naturaleza”

El reporte del Pnma compila los hallazgos de los trabajos científicos internacionales más relevantes y recientes como los hechos por expertos del Ipcc, Ipbes o el Informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO).

En su elaboración participaron 53 expertos líderes de 27 países (20 mujeres y 33 hombres) y está disponible para todos en www.unep.org/resources/making-peace-nature, ahora sólo en inglés y en próximos meses en otros idiomas como el español, ya que “queremos que el informe llegue a la máxima cantidad de personas, todo público, y no que se lea sólo en la comunidad científica que suele ocurrir con estos trabajos”, resaltó Ricardo Barra. Y, así, aumentar el potencial de impacto.