El autocuidado como una clave para afrontar la crisis sanitaria
18 de Marzo 2021 | Publicado por: Natalia Quiero
Contribuir al propio bienestar, más allá de evitar la Covid-19, es fundamental para prevenir los diversos impactos en salud mental de la extensa emergencia global, que lleva un año al igual que el Estado de Excepción Constitucional en Chile.
Drástico, pero considerado necesario ante la emergencia sanitaria inminente fue declarar Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe que comenzó a regir el 18 de marzo de 2020 y se extiende hasta hoy, un año, y hasta el 30 de junio de 2021, al menos. Un año en que la población ha estado viviendo en un contexto donde prima la restricción del movimiento, toques de queda y periodos de cuarentenas obligatorias. Un año junto a la Covid-19 y cambios radicales en la vida, de teletrabajo y educación remota, de aislamiento y distancia física, de evitar salir y quedarse en casa, de no olvidar esconder la sonrisa y respiración tras una mascarilla ni de lavarse o desinfectarse las manos cada vez que se tiene contacto con algo o alguien. Un año en que el autocuidado se ha vuelto más vital que nunca porque está en las propias acciones la mayor seguridad o riesgo de exponerse y enfermar o que otros se infecten.
Y junto a las prácticas “físicas” como las aludidas se debe relevar el papel de aquellas en pos del propio cuidado mental y emocional, porque “los humanos somos seres biopsicosociales, por lo tanto, lo que pasa con nuestro cuerpo, lo que nos afecta o beneficia físicamente, también afecta o favorece emocionalmente y viceversa”, resalta la doctora Paulina Rincón, psicóloga, directora del Programa “Día a Día” de la Universidad de Concepción (UdeC) y profesora asociada al Departamento de Psicología e integrante de la Asociación Chilena de Estrés Traumático. Así, en el más amplio sentido siempre “el autocuidado implica preocuparse por uno mismo y así contribuir al propio bienestar”, sostiene el doctor Felipe García, psicólogo, profesor asociado al Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UdeC y director general del Centro de Estudios Sistémicos (Cesist) Chile.
Estar y sentirse bien
Es tanta su importancia que destacan al autocuidado como parte de quererse y valorarse como personas, como base para estar bien, para sentirse satisfechos y felices, para prevenir o mitigar problemas y cuidar la salud mental. De ahí que abordarle en el contexto del Día Internacional de la Felicidad, que se celebra cada 20 de marzo y este 2021 tras haber pasado todo un año pandémico que tantas nuevas complejidades ha impuesto, parezca tener más sentido porque puede percibirse como un estado esquivo, imposible, utópico en medio de una pandemia que los investigadores definen como un evento potencialmente traumático, por lo que sus impactos en salud mental son reales, variados y se potencian con los de los efectos colaterales de la crisis sanitaria. Pero, es posible contribuir a estar y sentirse bien; por eso, es necesario contribuir a estar y sentirse bien.
Paulina Rincón resalta que la base del autocuidado son los hábitos de vida saludable con una alimentación adecuada, hacer algún tipo de actividad física y cuidar la higiene del sueño para dormir bien (horarios regulares para levantarse y acostarse, por ejemplo).
Añade “delimitar tiempos que se dedican al trabajo y distintas actividades”; crucial siempre y más si todo se ejerce en el mismo espacio -hogar- para procurar tener momentos de descanso y desconexión de las responsabilidades.
Sostiene que también hay que “incluir, al menos, una actividad gratificante en nuestra rutina diaria”, que pueden ser escuchar música, ver una película, leer, ejercitarse o realizar un hobby. No importa qué, lo importante es que se disfrute, por lo que es una decisión totalmente personal.
Todo ello aporta a reducir los niveles de estrés habitual, que la psicóloga define como una de las claves del autocuidado que refiere la evidencia sobre sucesos potencialmente traumáticos. Otro es contar y aumentar el apoyo social. Sobre ello, Felipe García hace hincapié en que es fundamental tener espacios para compartir con seres significativos como amigos, la pareja o familiares, ya sea para conversar y reírse o para desahogarse si existe algún problema y tener con quien contar si se requiere algún tipo de orientación o ayuda. Ahí otro punto relevante, porque la naturaleza del ser humano es social y eso implica que el vínculo con otros, ante toda situación, es esencial y que la calidad de las relaciones incide en el bienestar, por lo que aprovechar todas las herramientas tecnológicas para mantener la distancia física y estar cerca socioemocionalmente es de suma relevancia hoy.
Reconocer cuándo se necesita ayuda también es tener autocuidado
Que tomar medidas para mantener el equilibrio emocional y cuidar la salud mental se haya vuelto prioritario radica en la crisis sanitaria ha tenido severos y distintos efectos, se ha extendido más de un año y su fin se ve tan incierto como lejano. Es indudable que seguirá repercutiendo en el bienestar y calidad de vida, por mucho que haya más adaptación o resignación por la situación.
Efectos en salud mental
Los psicólogos Paulina Rincón y Felipe García resaltan que el estrés y agobio propio de la emergencia de la Covid-19 y ser víctimas -o un ser querido- del patógeno explican la afección al bienestar que también se ve mermado por el encierro, la falta del contacto social, la sensación de pérdida de libertad, la incertidumbre, la percepción del aumento de las cargas laborales, problemas de convivencia familiar y falta de límites entre las distintas esferas de la vida o la pérdida de empleos e ingresos, entre una multiplicidad de factores.
La doctora Rincón es una de las investigadoras asociadas a un estudio regional multicéntrico para evaluar el impacto social y en salud mental de la emergencia en Argentina, Bolivia y Chile. Actualmente, se trabaja en el análisis para publicar el segundo reporte, pero hace un par de meses se presentó el primer Informe de Impacto Psicosocial Covid-19 que, tras encuestar a 2.747 personas chilenas, reveló que para 96,6% la Covid-19 es un problema de salud grave o muy grave, 69,3% dijo que la enfermedad afecta a toda la población sin distinción, 70% indicó que vive malestar psicológico y la misma cantidad que duerme peor o mucho peor. Y las afecciones del sueño como no lograr conciliarlo o tener mal dormir suelen ser de los primeros y claros indicadores de estrés o problemas en salud mental, además de ser el insomnio un trastorno. También se evidenció que entre los motivos para no respetar cuarentenas estaba soledad, intolerancia al encierro o tensión con quienes viven.
El doctor García, que lleva años desarrollando una línea de investigación sobre efectos psicológicos de sucesos estresantes como el 27/F, es parte de un equipo que en abril publicará un paper en la Revista de Psicopatología y Psicología Clínica sobre depresión, ansiedad y estrés en la población chilena a tres meses de iniciada la pandemia. “Se muestra un 70% de incidencia de estrés y 50% de síntomas depresivos y ansiosos”, advierte sin dejar de mencionar que hacia finales de 2020 se hizo otro screening y hallaron los mismos porcentajes.
Desde allí, plantea que lo innegable es que “la población está sumamente estresada” y ahora se ven cuadros agudos, porque se vive la situación, pero la intensidad varía caso a caso y así el riesgo de que puedan volverse crónicos y desarrollarse trastornos o enfermedades que requieran tratamientos de más largo aliento, pero que ello se evidenciará al terminar la pandemia. Entre las opciones menciona trastornos de la esfera del ánimo como depresión, ansiosos y estrés postraumático, y poblaciones de riesgo son personal sanitario, quienes ya habían tenido o cursaban una patología de salud mental y quienes se han visto más afectados por la crisis -lo que se vincula a la autopercepción del daño más que a un hecho en sí-.
Ayuda profesional
Aun así, se define optimista, porque las personas son resilientes y porque cada vez hay más consciencia de la importancia de la salud mental y de pedir ayuda si se necesita. Uno de los pilares del autocuidado, con casos en que bastará conversar con un amigo y en otros se requerirá atención profesional.
En su opinión un dato concluyente es que “los psicólogos que hacemos clínica casi no tenemos horas para atender de forma particular y eso significa que la demanda ha aumentado”. Además, en Cesist implementaron un voluntariado que brinda una primera contención emocional gratuita y remota a personas afectadas por la pandemia de todo Chile, apoyando también a instituciones, y que se ha mantenido ininterrumpido desde abril de 2020 a la fecha y que pese a tener más de 100 voluntarios trabajando no está dando abasto para atender las solicitudes. Por eso, están llamando a que se sumen más voluntarios (voluntarios@cesist.cl) mientras continúan atendiendo (salud.mental@cesist.cl), porque saben que no pueden detenerse ahora.
Esto, porque recibir una atención oportuna, por breve que sea, “siempre es mejor que no recibir nada”, afirma, y es una de las claves para prevenir que los cuadros agudos se agraven o cronifiquen, por tanto, pueden mitigar el riesgo de trastornos de salud mental. Eso sí, García aclara que las atenciones voluntarias como las que brinda el voluntariado no reemplazan una consulta personal (remota o presencial) porque no diagnostican ni son psicoterapias, pero sí dan una contención inicial que puede resultar suficiente en casos menos complejos o primordial para acompañar y orientar a quienes esperan acceder a una hora con un profesional (en sistema privado o público).
Y para reconocer cuándo se debe recurrir a ayuda profesional, la doctora Paulina Rincón comenta que un criterio es determinar cuánto afecta en la vida cotidiana una manifestación emocional -que puede asociarse a malestares anímicos y físicos-. “No es lo mismo que una vez al mes cueste conciliar el sueño por preocuparse que si ninguna noche puedo dormir y al otro día debo igual funcionar y trabajar con cansancio, desgano, irritabilidad y falta de concentración. No es lo mismo sentirte angustiado un día a que sea una sensación recurrente que hace sentir que la vida no tiene sentido”, plantea. En esos segundos casos, con sensaciones que sin dudas impactan en las actividades, se deberá acudir a una ayuda especialista que, también, incentivará el papel del autocuidado como parte del abordaje. Llamado es recurrir cuanto antes se note.