Ciencia y Sociedad

Infancia y adolescencia frente a la Covid-19: ¿qué dice la evidencia?

La incidencia de contagios y gravedad es baja que en adultos, pero los niños sí se enferman, resalta doctora Maritza Muñoz, con menos síntomas y más carga viral, pudiendo ser vectores del patógeno. También hay grupos de mayor riesgo en estas poblaciones.

Por: Natalia Quiero 19 de Febrero 2021
Fotografía: Diseño

La evidencia científica y clínica demuestra que los adultos sufren las peores consecuencias de la Covid-19, particularmente pacientes con enfermedades de base y personas mayores, definidos como principales poblaciones de riesgo a desarrollar los cuadros más graves y letales de la enfermedad causada por el Sars-Cov-2 que ha cobrado más de 2 millones 430 mil vidas en el mundo y más de 19.659 en Chile, sumando 110 millones de infectados a nivel global y 784 mil en territorio nacional. Por otro lado, se han informado menos casos de la enfermedad entre infantes y adolescentes en comparación con los adultos, con tasas de hospitalización mucho más bajas porque suelen sufrir formas más leves de la enfermedad y, por ende, el riesgo de que precisen tratamiento hospitalario es pequeño y aún más lo es que enfermen de gravedad, tal como concluyó un estudio publicado en el British Medical Journal que analizó poblaciones de menores de 18 años.

Esto ha generado que el ímpetu del resguardo y medidas se esté haciendo con un enfoque de riesgo que muchos tildan como “adultocéntrico”, posicionando a niños, niñas y adolescentes (NNA) como grupos más protegidos y de menos preocupación frente a la patología que tiene al planeta y a nuestro país sumido en una crisis sanitaria, manifestado en aseveraciones como “los niños transmiten muy poco el coronavirus” que dijo el ministro de Salud Enrique Paris como uno de los argumentos para sustentar la seguridad del retorno presencial a clases. Algo que hace necesario poner en contexto todo lo que se sabe hasta ahora en miras a actuar adecuadamente a nivel público, comunitario y familiar.

Incidencia y riesgo

La epidemióloga Maritza Muñoz, doctora en Medicina Preventiva y Salud Pública y académica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) aclara que lo cierto es que la evidencia muestra que la tasa de incidencia de los contagios es más baja en NNA que en adultos y que existe menor probabilidad de que en ellos los casos sean graves. “Esto tiene una explicación científica y es que los niños tienen un sistema inmunológico más fuerte, con mayor cantidad de linfocitos T, y se ha visto en ellos una capacidad diferente de enfrentar el virus”, precisa.

“Pero, no es que no se contagien”, advierte, pues personas de todas las edades pueden infectarse, así como también que “aquellos niños que se encuentran con una enfermedad secundaria como asma, enfermedades metabólicas y obesidad han mostrado tasas de gravedad mayor entre los que se enferman”. Lamentablemente, aunque son menos, hay niños que han fallecido a causa de este coronavirus. La especialista también aclara que “las tasas más bajas de incidencia y gravedad se dan entre los 9 y 16 años. Los menores de 2 años son casos de gravedad, porque tienen sistemas inmunes inmaduros y los mayores de 16 años son población de riesgo igual que los adultos”.

Además, hay artículos que establecen que NNA podrían ser importantes vectores del Sars-Cov-2, como uno publicado en la revista Jama Pediatrics que concluyó que los menores de 5 años tienen hasta 100 veces más carga viral que los adultos, mientras que otros estudios como el hecho en el Children’s National Hospital en Washington corroboran que los infantes pueden transmitir el virus durante semanas sin presentar síntomas de Covid-19. Al respecto, la doctora Muñoz resalta que “lo que implica esa alta carga viral, que es lo que la mayoría de los papers dicen, es que la persona que se contagie de un niño podría llegar a un mayor nivel de gravedad”, mientras que aclara que “el nivel de contagio (desde los niños) va de la mano de las medidas de prevención que hemos tenido”, como el uso de mascarillas, frecuente lavado de manos y distancia física que se deben seguir a cualquier edad y contextos de potencial exposición al patógeno para prevenir riesgos, incluyendo a quienes están vacunados, porque esta medida previene casos graves de Covid-19, pero no que las personas enfermen o que, eventualmente, puedan contagiar.

“Lo ideal sería que niños y adolescentes volvieran a clases vacunados”

Por todo lo que se sabe hasta ahora, por las experiencias de otras naciones, por lo que resta por descubrir y entender, la epidemióloga Maritza Muñoz considera complejo el retorno a clases presenciales para el próximo 1 de marzo o en un futuro muy cercano por más que existan protocolos en las escuelas chilenas, que es lo que ha mencionado como seguro el Ministerio de Educación al igual que el de Salud. Ante ello, los profesores están en la prioridad de vacunación por estos días.

La Tercera

El autocuidado

Entre las primeras razones que la experta en Salud Pública da es que “en los niños, al ser chiquititos, habrá cosas que serán difíciles controlar”, como el estricto respeto a las medidas de autocuidado, sobre todo porque socializar, compartir y la cercanía entre pares es parte fundamental de esta etapa. Y “los adolescentes, por algo psicológico, creen que no les va a pasar nada”, dice, pues entre varias características de la adolescencia se encuentra la percepción de menor peligro.  En ambos casos habría una necesidad de monitoreo de cumplir las acciones, pues si no se cuidan “puede haber rebrotes”, apunta, que pueden llevar a saturar al sistema.

Y es que el autocuidado ha sido, es y seguirá siendo el gran pilar, la mejor forma de prevenir la Covid-19, más si se entiende cómo funciona, en general, la vacuna contra la enfermedad, que no va a acabar con esta ni evitará contagios. Además, la duración de la inmunidad que genere la inoculación, de las que se están administrando dos en Chile y en ambas son dos dosis para lograr su efecto, es acotada a unos meses.

Cobertura de vacunación

No se debe ignorar el hecho de que no existe una vacuna para los NNA, pues han sido probadas en personas mayores de 18 años si bien “se está en proceso de investigación de una vacuna (para ellos) y podríamos pensar que a finales de este año va a estar”, establece la epidemióloga, relevando que para su protección, infantes y adolescentes “requieren inmunización igual que los adultos” y por ello y por los motivos expuestos, “lo ideal sería que volvieran a clases vacunados y con todos los protocolos. Si el niño regresa al colegio sin vacuna van a haber más rebrotes de contagios”, asevera. En ese sentido, se detiene en el caso de España, precisamente en la zona de Cataluña cuya capital es Barcelona. “Con el regreso al colegio, pese a todos los protocolos que tienen, se han identificado 3.800 rebrotes. Eso ha significado 20 mil niños y 30 mil adultos contagiados a partir de esos brotes. Israel e Italia están en situaciones similares”, cuenta. Esto ha derivado nuevas olas y necesidad de modificar los planes de presencialidad.

Y quienes no estén vacunados siempre estarán en un potencial mayor riesgo, entendiendo que incluso personas sanas han resultado víctimas fatales de la Covid-19. En la actualidad es un porcentaje bajo entre los inoculados que ha recibido las dos dosis en Chile y de cara a los próximos meses no se habrá alcanzado la cobertura para lograr el efecto rebaño, que precisa que 80% de la población esté vacunada para proteger a los que no pueden recibir la vacuna. Hasta ahora el Ministerio de Salud informa que 1.394.363 han sido vacunados, entre personal de salud, personas mayores y profesorado. Faltan los pacientes con enfermedades de base para luego avanzar a la masividad. Y somos más de 19 millones los habitantes.

Por último, aunque no menos importante, se detiene en advertir que “la cepa británica, que es 7 veces más contagiosa que la primera que se conoció, actúa muy mal en los niños: aumenta la tasa de contagios y la gravedad. Esa cepa ya llegó a Chile y hay que ver cómo se va a comportar con nuestra infancia”. Hay que recordar que las vacunas no han sido desarrolladas con las variantes del patógeno, de las que hay tres de preocupación como la mencionada, si bien se ha asegurado que generan efecto sobre las nuevas cepas.

*Medidas de autocuidado en niños y adolescentes

La epidemióloga destaca que las medidas de lavado frecuente de manos con agua y jabón o desinfección con productos en base a alcohol, la distancia física de al menos un metro y el uso de mascarillas las deben seguir con la misma rigurosidad infantes, adultos y adolescentes. Para todos el autocuidado es igualmente trascendente para protegerse de la Covid-19.

Respecto a la utilización de mascarilla, la Organización Mundial de la Salud recomienda que hasta los 5 años de edad su uso no sea obligatorio, que entre 6 y 11 años sea una decisión según enfoque de riesgo, y desde los 12 bajo las mismas directrices que adultos, aunque la profesional aclara que “niños desde los 2 años pueden y deben usar mascarilla”, para prevenir riesgos de contagio, porque es una de las acciones más efectivas.

En ese sentido, sostiene que serían varios los cuidados de los que deberían responsabilizarse los niños y adolescentes si van a clases presenciales. Sea de tela reutilizable o quirúrgica desechable, la mascarilla se debe cambiar cada 2 horas, porque luego de ese tiempo por la humedad pierde eficacia. Detalla que el recambio siempre debe ser en un sitio donde se esté solo y retirando desde las tiras de sujeción, para botar o depositar en una bolsa con cierre hermético para su traslado y posterior lavado. No se deben tocar los ojos sin antes lavarse las manos, que es también clave previo a ponerse una nueva mascarilla.

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