La próxima semana se conocerán los resultados de la PDT. Y, sea cual sea, la decisión debe satisfacer las propias expectativas y no del resto, nunca tomarse en base a dudas ni por descarte al no verse otra opción.
Luego de rendir la Prueba de Transición (PDT) para el proceso de admisión 2021 a la educación superior durante la primera semana de enero, los y las jóvenes podrán conocer sus resultados el próximo jueves 11 de febrero.
Con algunos más expectantes, ansiosos o preocupados que otros, el momento se vive como un hito importante al ser la llave que puede abrir la puerta de estudiar la carrera deseada. Ese es el escenario ideal. Es que, si bien al recibir los puntajes pueden ser igual o mejores al esperado y también inferiores, lo clave es que la carrera que se escoja sea una que realmente se quiere y no esa que cumple expectativas de los demás ni se elija desde las dudas o por descarte.
En los últimos casos puede haber “una toma de decisiones apresurada, poco reflexiva y no orientada en lo vocacional, lo cual puede llevar a la elección de una carrera no deseada”, asevera Carlos Caro, especialista de Gestión de la Información y Estudios del Programa de Acceso a la Educación Superior (Pace) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Y puede tener como resultado “no contar con la motivación necesaria para los estudios”, añade Marcela Mora, coordinadora del área de Desarrollo Personal del Centro de Acompañamiento del Estudiante de la misma casa de estudios.
Coinciden en que uno de los riesgos es la deserción, cuya mayor incidencia es en primer y tercer año universitario, pudiendo gatillar sensación de pérdida de tiempo y frustración, y también vincularse con mermas económicas y/o de los beneficios posibles de obtener, que tampoco es inocuo para la salud mental. Otra opción es continuar el camino y se halle el encanto, pero puede que no y aún se llegue hasta el final, obteniendo el título profesional, para no generar decepción personal o familiar, pero el peligro es que “un o una estudiante sin una vocación clara, en una carrera determinada, será muy complejo que se desempeñe de buena forma en términos profesionales”, advierte Jorge Roa, jefe del Centro de Apoyo al Desarrollo del Estudiante (Cade) y coordinador ejecutivo del programa Pace de la Universidad de Concepción.
De ahí la importancia de que la elección sea desde la vocación, resaltan. Lo ideal es que durante la enseñanza media haya existido acompañamiento en la exploración de intereses y orientación vocacional. Si no y/o aún hay dudas, creen relevante informarse bien y reflexionar previo a la entrega de resultados. El consejo es indagar para definir qué atrae, motiva y los propios talentos e incorporar los posibles escenarios en cuanto a los puntajes.
Para determinar una potencial carrera o varias, Roa dice que un paso relevante es la claridad en el área de interés, por ejemplo, la salud, las matemáticas o lo social para reconocer las opciones que existen, incluyendo casas de estudio, y ordenarlas según preferencias para postular en ese orden. Mora añade que también ayuda precisar qué es lo más importante para el o la estudiante, puede querer estudiar algo que permita ayudar a otros, una carrera en la que se vincule con el entorno o que asegure una buena situación económica. “Una buena estrategia es revisar la malla curricular y perfil de egreso de la o las carreras de interés en distintas casas de estudios. También es recomendado conversar con profesionales o estudiantes de la carrera en la cual piensa postular”, apunta Caro.
Hay especial responsabilidad de las familias de escuchar a jóvenes para orientarles según sus intereses sin presionar, consciente o inconscientemente, a elegir por satisfacer expectativas familiares o sociales y no personales, apoyando las decisiones. Esto podría ser más crucial si se enfrenta a un resultado inesperado, que podría ser triste y frustrante. En el momento la tarea es contener, sostienen, y ante la recepción de puntajes y una situación así, es clave reducir la tensión y agobio haciendo sentir a los y las jóvenes que, si bien es una prueba importante, el puntaje no les define como persona y la vida no termina allí: apenas empieza y hay distintas opciones para avanzar. Por eso, padres y madres no deben sentir decepción.
Al respecto, Jorge Roa cuenta que “hay diferentes sistemas de admisión especial en las distintas casas de estudio. Hay que informarse sobre eso”. Y, sobre todo, se puede volver a intentar; no ingresar si hay dudas o no se obtuvo el puntaje esperado puede ser lo más positivo si se toma el periodo sin universidad para prepararse mejor y rendir la prueba de nuevo y, de paso, autoconocerse más para crecer y afianzar la seguridad en las futuras decisiones, con la experiencia de haber rendido la PDT y el reconocimiento de haberlo hecho en un contexto adverso.