Por las fallas en una serie de una marca que gatillaron gran cantidad de embarazos no deseados en Chile, se ha vuelto relevante abordar en qué fijarse para evitar dicho riesgo.
En meses y semanas recientes ha dado de qué hablar el anticonceptivo Anulette CD, entregado en el sistema de salud pública a miles de mujeres, pues hubo series con fallas en la presencia de píldoras placebo y con principio activo. Con justa razón, ya que trajo como consecuencia una cantidad no menor de embarazos no deseados, situación que las afectadas buscaban prevenir al mantener tratamientos con “estos medicamentos que regulan la fertilidad”, apunta Claudia Cáceres, tesorera del Colegio de Químico Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile regional Concepción.
Gremio cuya enfática posición es que el laboratorio a cargo del medicamento y la autoridad sanitaria se responsabilicen, conformando un equipo de apoyo y acompañamiento a las víctimas, que han demandado su deseo de interrumpir las gestaciones y/o ser indemnizadas, expresando motivos que van desde la joven edad para ser madre hasta no poder sustentar otro hijo en las familias. En efecto, la llegada no deseada o planificada de un bebé puede afectar la salud mental y bienestar de la afectada y de grupos familiares. Por ello, la falla en los anticonceptivos y su consecuencia no es insignificante ni las demandas un capricho.
Una compleja situación que hace que la química farmacéutica de la farmacia del Hospital de Lota releve que no es óptimo ni esperable o aceptable que un medicamento venga con fallas, porque se pueden desencadenar situaciones tan graves como la aludida y con otros fármacos se pueden descompensar las patologías tratadas y hasta haber desenlaces fatales si los tratamientos erróneos son continuos. Pero, como las fallas, claramente, suceden, reconoce como importante que las usuarias de anticonceptivos orales sepan en qué fijarse para prever un problema.
Estos pueden venir en disposición de 28 pastillas, que “son 21 de medicamento (principio activo) y 7 de placebo (sin principio activo), identificadas en píldoras de dos colores”, apunta Cáceres. Ver que vengan todas las píldoras y en el orden que corresponde o dar aviso y tomar resguardos si se identifica una falencia es clave. También está la versión de 21 pastillas, todas con principio activo, en que los tratamientos suelen indicar que se ingieran por 21 días continuos y luego se descanse una semana hasta completar el ciclo de 28 días para comenzar una nueva ingesta.
Desde allí, explica que dada la forma en que los anticonceptivos actúan en el organismo de la mujer, hay que saber que “si la usuaria se atrasa en ingerir un comprimido con principio activo no hay riesgo de embarazo, porque su actividad dura 12 horas”, por ello que se aconseja tomar todos los días a la misma hora. Pero, “si el retraso es de dos días o más hay que pensar en un método preventivo extra o evitar tener relaciones sexuales por al menos 7 días”, advierte la profesional.
También se detiene en el siempre importante llamado a no automedicarse ni con anticonceptivos ni otro medicamento: que funcione con una mujer no significa que en todas sea igual.
Así, si se pretende iniciar un tratamiento por primera vez en la vida o porque se interrumpió el que se seguía y si se desea cambiar de píldoras, se debe ir a un especialista del área de la Ginecología o matrona. “No todos los anticonceptivos tienen la misma composición y hay que buscar lo que más se adapte a cada paciente según su estado de salud y nutricional, y los efectos adversos que pueden tener”, enfatiza Cáceres, y entre los más frecuentes están aumento de peso o de vello corporal, problemas gastrointestinales y dolor de cabeza. “Es el profesional de salud, en base a su atención, que elegirá la mejor píldora para cada mujer”, concluye.