Director de Zoología UdeC releva lo vital de cuidar todo ser vivo del planeta, aunque nos parezcan molestos.
Revoloteando alrededor de una ampolleta, dentro de armarios o de envases de alimentos. Así es común hallar a polillas en los hogares chilenos y hace que su presencia no sea bienvenida; por tanto, son dignas de ser eliminadas rápidamente.
Un error, advierte Luis Parra, director del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción (UdeC), ya que “la gran diversidad de especies de polillas son importantes agentes polinizadores. Por tanto, cumplen un rol fundamental en la naturaleza que asegura la reproducción de plantas, incluyendo las que el hombre cultiva”, destaca el doctor en Biología, cuya línea de investigación se centra en las Geometridae, familia de polillas que habita en Chile.
Que la presencia de polillas no sea agradable es algo que reconoce el académico. Además de que hay quienes padecen fobia a estos insectos, el rechazo lo atribuye a que cuando llegan a los hogares es molesto y hay especies que podrían deteriorar prendas de vestir o contaminar alimentos; más cuando irrumpen en grandes cantidades, que se ha presenciado en los últimos meses en el país y las ha transformado en tema de conversación.
Al respecto, explica que “como muchos de los insectos en zonas templadas donde la estacionalidad está muy marcada, como en el centro sur de Chile, a mediados de primavera o en primavera tardía hay eclosión de los adultos de polillas”, por distintas razones. Ante ello, su irrupción en los hogares como problema es uno que nosotros gatillamos, porque sostiene que “las polillas se sienten atraídas por la luz. Como vuelan en el crepúsculo y la noche, utilizan la luz del firmamento, estrellas o la luna, para moverse y orientarse del ‘arriba’ y ‘abajo’. Pero, usamos luces en la noche para hacer nuestra vida cotidiana, continuar desarrollando nuestras actividades, y mucha de esta atracción hacia las casas se debe a la presencia de luz artificial que se emite en distintas longitudes de onda y para ciertos rangos las polillas sienten especial atracción”.
De hecho, Luis Parra afirma que “el incremento de las polillas en ciudades coincide con zonas que han incorporado nuevas tecnologías de iluminación LED que tienen una importante carga espectral del azul y las polillas, y otros animales de costumbres nocturnas, se sienten atraídas por ese espectro”. Ahí el punto: la iluminación artificial en ciudades y en zonas alejadas a estas posicionan a Chile como uno de los países que más luz artificial usa, haciendo a la contaminación lumínica un problema importante y latente, enfatizando que somos nosotros los que, con nuestros hábitos, con nuestras luces, estamos interfiriendo en los comportamientos de otros seres vivos como las polillas y luego nos sentimos afectados por ello.
En efecto, manejar el uso de luces artificiales y disminuir la contaminación lumínica es clave para evitar lo que se percibe como un desagradable problema, pero, sobre todo, procurar no afectar las dinámicas de la naturaleza. Y por ello, en caso de que estos insectos ingresen a las casas, atraídos por esas luces que nosotros prendemos, llama a no matarlas, sino que tomarlas y sacarlas del hogar, invitando a tomar consciencia de que “todos los organismos están en este planeta porque cumplen un rol que es fundamental para sus ecosistemas, entonces, no sólo debemos verlos desde el efecto ‘nocivo’ para el hombre, sino que pensar en que, así como el hombre ocupa un lugar en la naturaleza, cada especie también”, destaca.
Para prevenir encontrarse con polillas dentro de clósets o muebles y así ropa “apolillada”, Luis Parra afirma que no hay que dejarla olvidada y siempre estarla moviendo. “Son pocas las especies de polilla que ‘comen la ropa’ y las que lo hacen es porque se sienten atraídas hacia productos orgánicos como la queratina que está en la lana, pieles o plumas. En estas, dentro de armarios, las hembras encuentras un ambiente propicio para poner sus huevos y que las larvas se desarrollen comiéndola”, explica.
En cuanto a los comestibles, dice que es posible que las polillas coman granos, frutos secos, leche en polvo y alimento para mascotas, entre otros, y aconseja “mantenerlos muy bien sellados, en envases cerrados, para que no atraigan insectos que buscan alimentos, como las polillas, y que son atraídos por ciertos olores que expelen los alimentos”; en estos, el fenómeno que sucede es el mismo que ocurre con la ropa y los descendientes de las polillas.
200 mil especies de polillas hay en el mundo. En Chile habitan del orden de 1.200 a 1.300 especies diferentes, dice Luis Parra.
Suelen volar en el crepúsculo o de noche y tienen colores crípticos (grises o marrones) y antenas de diversas formas. Las mariposas, que vuelan de día, tienen colores llamativos y antena terminada en una porra o ganchito, y eso es lo que permite diferenciar con aquellas especies de polillas que vuelan de día y también poseen llamativos colores, explica.