Tomando el caso del Decreto Ley 701, investigación realizada entre investigadores de dos universidades estadounidenses junto a la UdeC, a través del doctor Cristian Echeverría, halló que política pública impactó en disminución de biodiversidad nativa y de secuestro de carbono.
Como se sabe, los bosques cumplen un importante rol como pulmones del planeta, por ende, para combatir el escenario de cambio global, con fenómenos como cambio climático y pérdida de biodiversidad, se han impulsado distintas iniciativas para promover la plantación de grandes cantidades árboles en todo el mundo. El punto es que si las políticas públicas están mal diseñadas podrían causarse más daños que efectos positivos, situación que motivó a realizar un estudio enfocado en la realidad chilena que lo demostró.
Se trata de una investigación internacional y primera en su tipo realizada entre investigadores de las universidades de Stanford y de California en Santa Bárbara (Estados Unidos), y la Universidad de Concepción a través del doctor Cristian Echeverría, académico y director del Laboratorio de Ecología del Paisaje de la Facultad de Ciencias Forestales. El investigador es coautor del artículo publicado en la prestigiosa revista científica Nature Sustainability durante este 2020 que, bajo el título “Impactos de los subsidios forestales chilenos en la cobertura forestal, el carbono y la biodiversidad”, aborda las conclusiones del trabajo que, precisa, tomó el caso del Decreto Ley 701, una de las políticas de subsidios de forestación más antiguas del mundo, vigente en Chile entre 1974 y 2012. “Lo evaluamos desde el año 86. Y, aunque hay un periodo largo que no considera el estudio, se evidenció un impacto importante”, apunta.
La política estudiada se diseñó para incentivar a propietarios privados a plantar árboles, proporcionando protección permanente de las tierras forestadas contra la expropiación y subsidiando 75% de los costos de forestación, además de apoyar el manejo continuo de las plantaciones, describe el estudio. Ante eso, los investigadores compararon el área de los bosques chilenos bajo escenarios de subsidios observados reales, sin subsidios y subsidios combinados con restricciones impuestas en la conversión de bosques nativos a plantaciones, advirtiendo que si bien se adoptaron medidas para proteger a los ecosistemas nativos, dichas protecciones no siempre se aplicaron, lo que condujo a situaciones en las que el Estado subsidió la sustitución de bosques nativos por plantaciones de árboles comercialmente rentables.
Así, entre los hallazgos en relación a un escenario sin subsidios, releva que los incentivos de forestación incrementaron el área de plantaciones forestales, mientras que redujeron la de bosques nativos. Y al ser estos más densos en carbono y biodiversos que las plantaciones, “nuestro estudio reporta que el subsidio forestal provocó una pérdida de biodiversidad y bosque nativo (al sustituirse bosques), y una mínima pérdida en el secuestro de carbono”, asevera Echeverría.
Desde allí, detalla que “en la primera década, las regiones que experimentaron mayor expansión forestal fueron Maule y Biobío. En los ’90 la expansión fue avanzando hacia la Araucanía, Los Ríos y Los Lagos”.
Atendiendo los focos del estudio, un aspecto en el que se detiene el doctor Echeverría es que “los bosques nativos o los paisajes han sido transformados no sólo por aporte de un subsidio, sino también por decisiones de privados, por lo que sin subsidio también hubo cambios y deforestación”, lo que le hace creer que “si no hubiese habido un subsidio forestal, igual hubiese habido una expansión forestal”.
No obstante, al detenerse en la política pública analizada, una de sus reflexiones es que cuando se pensó no fueron considerados en su diseño sus impactos ambientales como la transformación de los paisajes que gatillaría, mientras que la investigación sugiere que los subsidios pueden tener relevantes beneficios si se incluyeran restricciones como prohibir el reemplazo de bosques nativos con plantaciones.
“El mensaje es evaluemos todos los impactos que pueda tener cualquier política vinculada al medioambiente o con implicancias en el territorio”, manifiesta. De hecho, opina que reforzar aquello es trascendental para avanzar en la sustentabilidad de los paisajes dentro de un desarrollo nacional sostenible que contribuya a conservar la biodiversidad y reducir su pérdida, enfatizando que “si hubo una deforestación, debemos avanzar en una restauración a la misma escala”.