Reinhard Genzel, premiado junto a Andrea Ghez por descubrir el agujero negro en centro de la Vía Láctea, aportó al hito trabajando en observatorios del norte y desde 2019 patrocina a un grupo liderado por Rodrigo Herrera en la casa de estudios.
La sinergia de coincidencias que el astrónomo Rodrigo Herrera vivió durante la mañana del martes 6 de octubre es de proporciones tan cósmicas como las que rodean al agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
El descubrimiento de éste era el tema que preparó para su clase en esa jornada matutina en su rol de profesor del Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción (UdeC), recuerda con razonable emoción. Es que ese día inició con el gran anuncio de que el Premio Nobel de Física 2020 tuvo como protagonista a dichos objetos definidos como “los secretos más oscuros en el Universo” por la Real Academia de las Ciencias de Suecia, que entrega estas distinciones. Así, se reconoció al británico Roger Penrose, quien predijo la existencia de los agujeros negros desde la teoría general de la relatividad publicada en 1915 por Albert Einstein, mientras que la estadounidense Andrea Ghez y el alemán Reinhard Genzel fueron laureados por ser los astrónomos responsables de detectar la presencia de este objeto en la Vía Láctea.
Descubrimiento y galardón que tocan de cerca a la Astronomía, que por segundo año protagoniza en los Nobel de Física, y a todos quienes se han dedicado al estudio de estos objetos envueltos por enigmas, partiendo por la especulación de su existencia décadas atrás, según comenta Rodrigo Herrera.
Pero, particularmente, para él, apasionado por las ciencias astronómicas y dedicado al estudio de la formación de galaxias, que tiene directa relación con los agujeros negros, hay un cariz aún más especial. Y el profesor Genzel es la razón, reconoce, porque ha tenido la oportunidad de trabajar desde hace años y tan directamente con él que esa mañana, poco después de saberse la noticia y hacer su clase, pudo felicitarlo personalmente durante la reunión semanal que cada martes al mediodía mantienen vía remota por el trabajo del Grupo Asociado al Instituto Max Planck de Física Extraterrestre en Chile que lidera en la UdeC y cuyo patrocinador es el experto alemán.
El académico de la UdeC cuenta que “el vínculo empezó en 2015, cuando llegué a realizar mis estudios posdoctorales al Instituto Max Planck de Física Extraterrestre en Garching (Alemania), donde trabaja Reinhard Genzel y durante los cuatro años que estuve trabajé con él y aprendí mucho de su forma de pensar, de cómo enfrentar los problemas científicos y de hacer ciencia en equipo para ello”. En 2019, ante el regreso a Chile, esa colaboración cimentó un fuerte puente, porque Genzel cumplió un rol fundamental para que la entidad alemana financiara la creación y desarrollo de la asociación científica internacional con la UdeC llamada “El ciclo bariónico en galaxias”, enfocado en la investigación de formación de galaxias.
En lo que aún parece una ensoñada realidad, el astrónomo chileno procesa que ha trabajado codo a codo con un experto galardonado con un Nobel por el hito de probar la existencia de los agujeros negros y que destaca como clave para el desarrollo de la Astronomía.
Y los motivos de orgullo y pertenencia siguen, porque Rodrigo Herrera resalta que Chile es parte del hito; no en vano es conocido como capital mundial de la Astronomía por la calidad de los cielos del norte y su posición en el hemisferio sur que permite ver el centro de la Vía Láctea, y “parte de la observación se hizo por el profesor Genzel en el Observatorio La Silla y con el telescopio VLT, mientras que la profesora Ghez hizo las observaciones en el hemisferio norte en Hawái. Entonces, es ciencia de frontera hecha desde Chile y con capital humano chileno, porque en estos sitios también trabajan expertos nacionales”.
Todo es sumamente inspirador para el doctor Herrera y opina que debería serlo para los demás científicos, porque estos hallazgos, reflexiona, “demuestran que, pese a ser tan pequeños en el Universo podemos descubrir grandes cosas, y que al trabajar en equipos de investigación que se ponen como meta empujar las barreras de la ciencia podemos lograr hazañas como detectar este agujero negro que está a millones de años luz de nosotros”.