Señora Directora:
Cada cual con su vida necesita tomar la posición adecuada. Nuestra visión está en el corazón. Y así, mientras los sistemas informáticos y de inteligencia artificial se vuelven más complejos, los límites entre la intención humana y la acción automatizada se diluyen, lo que plantea que brote un nuevo soplo, o si quieren una nueva humanidad de profunda hondura, desde la destreza y sus propias percusiones internas.
Somos gente en camino; y, como tal, en acción permanente y con capacidad crítica. Hemos de persistir en guardia como originales poetas, esperando que la inspiración nos sorprenda y los sueños nos revolucionen el pulso más que lo digital. Sea como fuere, el futuro es nuestro, no está escrito y depende de nosotros. Corresponde a la persona hacerse valer y valorarse, alimentar su voluntad con la conciencia libre, desposeída de toda posesión y alentada por lo natural que nos circunda. El mejor progreso se sustenta en la alianza de latidos como programa existencial, en la conciliación de faenas compasivas, lo que nos ayudará también a orientar su procesamiento en el empleo de la codificación, hacia una comunicación plenamente mística, lo que contribuirá a ponderar los recorridos.
Hoy más que nunca, necesitamos ese aire sublime del verso, para no esclavizarnos ante la inmensa expansión tecnológica, sin moral alguna. Tenemos, por ello, la obligación de ensanchar horizontes y de guiarnos en confianza, sin ceder al estímulo de nuestras propias miserias mundanas, como el afán de lucro o a la sed de poder.
Víctor Corcoba Herrero