Señora Directora:

Desde pequeños nos enseñan que se aprende mejor jugando. Pero las finanzas personales no son un juego y los jóvenes deben saberlo. Las experiencias pedagógicas de juegos creados por docentes y estudiantes en las distintas versiones de la Feria de Educación Financiera organizadas por “Mi Barrio Financiero” invitan a poner atención sobre las emociones que intervienen en las decisiones financieras y a reconocer el rol de las instituciones financieras en la vida social. Niños y niñas comprenden que aceptar las reglas del juego implica regular las propias emociones, pues contribuye a una mejor decisión en el ámbito financiero y en la vida social en general.

Los proyectos expresan el modo en que niños y niñas conciben su participación en la sociedad. Proponen entender que alcanzar las metas, colaborar con otros o competir en el mercado se hace siguiendo las reglas que regulan el juego. La convivencia social, el desarrollo de los proyectos personales o el desarrollo de innovaciones para mejorar el bienestar social es posible en el marco de las reglas que se acuerdan socialmente. El éxito de los juegos supone aceptar y seguir las reglas que regulan los deseos, intereses, expectativas y comportamientos de las personas que comparten la vida en sociedad.

No se trata solamente de conocimientos relativos a tasas de interés, inflación o indicadores económicos. Las experiencias pedagógicas implementadas por los docentes de los cursos de actualización y didáctica financiera enseñan que el aprendizaje significativo es siempre un proceso vinculado a lo cotidiano, a las relaciones con otros y a los intereses y motivaciones de los estudiantes.

La clave del aprendizaje se encuentra en el trabajo que implementan los docentes, pues favorece una experiencia pedagógica cercana y creativa que facilita la comprensión de los contenidos de la educación financiera. Ni las cápsulas informativas, ni los videos de autoaprendizaje, ni las infografías publicitarias u otro tipo de recursos masivos pueden, por sí mismos, asegurar una experiencia pedagógica significativa que permita que niños y niñas comprendan e integren la importancia de las reglas sociales en cualquier actividad humana o modalidad de convivencia social.

Jaime Ruiz-Tagle y Dimas Santibáñez