Señora Directora:
Cuando se nos pregunta qué debemos hacer para apuntalar nuestra alicaída tasa de crecimiento tendencial (hoy en 2% aprox.), uno de los aspectos que más se menciona es la necesidad de fortalecer el capital humano de la fuerza de trabajo. Esto implica atender la educación de todo el ciclo de vida de las personas, desde la temprana edad (educación preescolar) hasta la edad más madura (tercera edad). Los recientes resultados de un estudio de la OCDE dan cuenta de que acá tenemos, sin lugar a dudas, un problema de calibre mayor. Un 44% de las personas en Chile tiene competencias insuficientes en comprensión lectora y en matemáticas, lo que nos ubica muy por debajo del promedio de los países que integran esa organización.
Por lo tanto, la cuestión no se trata solo de acceso a la educación, sino que también de calidad de la educación, y de cómo estamos haciéndonos cargo de las brechas que hoy existen, y del daño que nos provocó la pandemia en nuestro acervo de capital humano. En virtud de estos resultados, no puedo evitar cuestionarme, ¿estamos frente a una emergencia educacional también?
Rodrigo Montero
Universidad Autónoma de Chile