Señora Directora:
La salud pública se encuentra en una de las crisis más complejas de las que tengamos memoria. Quienes trabajamos en los sistemas de salud nos enfrentamos día a día con esta realidad.
La falta de recursos físicos, humanos, de infraestructura y de insumos, incluso de carácter mínimo, está perjudicando de manera directa al 85% de la población nacional beneficiaria del sistema de salud estatal al no encontrar una respuesta oportuna a sus necesidades sanitarias.
La Región del Biobío no está ajena a esta situación. Al finalizar este 2024 observamos de manera crítica la falta de importantes recursos que permitan cerrar lo que ya ha sido un año difícil. Estamos frente al desabastecimiento de insumos, aplazamiento de cirugías y las inevitables y abultadas listas de espera AUGE y no AUGE. En este último punto, el récord es histórico y asciende a tres millones de personas. Los equipos de salud estamos acostumbrados a trabajar con recursos limitados. No obstante, no podemos lidiar con la falta de reconocimiento de los sobrecostos de años anteriores o de la subvaloración de las prestaciones FONASA. La optimización que se hace a diario de los recursos tiene un límite y en la Región del Biobío éste se excedió, por ejemplo, en salud mental donde el déficit del arsenal farmacéutico y la falta de especialistas médicos, además de una infraestructura deficitaria, terminó con la renuncia de tres jefaturas médicas.
Necesitamos que 2025 sea diferente y que el Estado de Chile realice un mayor esfuerzo y destine los recursos para que chilenos y chilenas encuentren respuesta a sus demandas sanitarias y no vernos nuevamente en esta situación o peor antes de que finalice el próximo año.
Álvaro Llancaqueo/Presidente regional Colegio Médico Concepción