Señora Directora:
Según Bullying Sin Fronteras, Chile se encuentra entre los 30 países con mayor tasa de bullying, registrando 28.500 casos entre 2022 y 2023. Gran parte de esta cifra se relaciona con el ciberbullying, donde los estudiantes acosan y/o son acosados mediante plataformas virtuales, páginas de internet o redes sociales. Esto sin duda causa un daño al psicodesarrollo tanto de agredidos como de los agresores, ya que estos últimos se están for- mando en una cultura de abuso. El problema principal del ciberbullying es su alcance masivo, que supera las barreras de los establecimientos educacionales, amplificando el daño y menoscabo en la imagen del estudiante afectado. Además, a menudo es silencioso, ya que el acoso puede ser directo por este medio o pasar desapercibido por el entorno protector del niño o niña, a veces siendo descubierto demasiado tarde, con casos trágicos como el suicidio. Recientemente se ha añadido una nueva dimensión a este problema: la disrupción tecnológica de la inteligencia artificial. Es preocupante que los estudiantes utilicen estas herramientas para vulnerar la privacidad de sus compañeros, como se ha visto en un caso reciente que ha tenido gran repercusión. Es crucial entender por qué niños y adolescentes se sien- ten impulsados a usar estas herramientas para hacer daño.
Estoy convencido de que debemos avanzar hacia la formación para el uso adecuado de herramientas de inteligencia artificial. No podemos ignorar su presencia en el contexto educativo; debemos crear espacios formativos para su uso ético y promover políticas públicas que regulen su uso, como ya se hace en otros países. Las organizaciones propietarias de estas plataformas también tienen responsabilidad, ya que los límites en su uso los establecen ellas. Además, es importante reconocer que estas inteligencias artificiales, alimentadas con datos de interacción humana, pueden replicar las desigualdades y sesgos presentes en nuestro lenguaje y desarrollo del conocimiento.
Emilio Sagredo Lillo-USS