Eutanasia y depresión severa

28 de Mayo 2024 | Publicado por: Diario Concepción

Señora Directora:

Recientemente se le concedió la eutanasia a una joven de 29 años con depresión severa en Países Bajos. El hecho ha vuelto a poner en el foco un debate importante sobre los valores fundamentales que sustentan nuestras decisiones en el ámbito de la salud mental y la atención sanitaria. Es esencial recordar que muchos de nosotros reconocemos que la vida humana posee un valor fundamental inalienable e inviolable, lo que implica que la eutanasia no se considera como una opción viable. En lugar de ello, es crucial trabajar en el sentido y la esencia de la relación terapéutica, donde la dignidad humana fundamenta la primacía de la persona y la protección de todos sus derechos, reconociendo su valor único y trascendente.

Por lo anterior, nos enfrentamos a un desafío importante en la for- ma en que acompañamos a las personas que se encuentran en procesos de fin de vida. Esto requiere un compromiso real y una entrega genuina hacia aquellos que más lo necesitan. En este sentido, es imperativo destacar que en los países donde la eutanasia está legalizada, las tasas de suicidio han ido en aumento. Por ejemplo, en Países Bajos, la tasa de suicidios es de 11.8 por cada 100.000 habitantes en promedio, es decir, se encuentra por encima de la media mundial. Esto sugiere que el enfoque actual- mente debe estar centrado en desarrollar habilidades en los profesionales de la salud para brindar un acompañamiento efectivo en todas las áreas a los pacientes y fomentar una mirada integral que favorezca cuidados armoniosos en todas las dimensiones, además de ayudar a los pacientes a encontrar sentido a su sufrimiento.


Un verdadero acompañamiento no implica ayudar a la persona a morir, ni tampoco facilitarla. Más bien, implica un abordaje integral y que todos los cuidados se orienten a un objetivo mancomunado. Esto se logra mediante una relación terapéutica basada en principios como el de no abandono y la proporcionalidad terapéutica.

Si bien la tecnología ha genera- do avances significativos, también nos ha enfrentado a grandes dificultades. Por lo tanto, es fundamental volver al enfoque principal: el paciente y el acompañamiento en su sufrimiento, quizás se ha perdido el foco, siendo que lo más esencial es la relación entre dos personas. En este proceso, la comprensión antropológica de la persona desempeña un papel crucial.


Pía Bustamante Barahona -USS