Señora Directora:

Mas allá del triunfo de una u otra opción, apruebo o rechazo, por unos pocos votos, queda claro que el sueño de una constitución que uniera a todos los chilenos fracasó.

Ni las movilizaciones sociales, un pacto para terminar la actual que nos rige, más un plebiscito de entrada donde el 78% de los votantes pidió una nueva Carta Magna, fueron suficiente para lograr plasmar lo que queremos construir. La división entre unos y otros, el revanchismo, los resabios de un pasado reciente nos impiden soñar con tener un camino común para enfrentar el futuro.

Durante la última semana ha salido a la luz lo mejor y peor de nuestra sociedad, el enfrentamiento entre hermanos con una misma historia, un mismo suelo, un mismo destino, hacen inviable cualquier intento de concretar una alternativa solida y aceptada por una gran mayoría, que nos permita tener esa anhelada casa común que era nuestro sueño. Debemos tener en cuenta que si el resultado de este plebiscito no concita, como se ve, un mínimo del orden del 70% de adhesión, no es posible ni viable llevarla acabo, aquí no vale el 50+1, se necesita a todos.

El domingo 4 habrá un ganador, pero sera una victoría paupérrima, con más gusto a derrota que ha triunfo, la evidente división, los dos Chile que se enfrentan, con igual legitimidad, hacen que nadie gane, si no al contrario, todos perdamos.

No es posible llevar adelante tan gran e importante empresa divididos casi a la mitad, este intento fallido debe llevarnos a reflexionar de como enfrentamos un destino común y cuáles son los minimos comunes que nos unen como hijos de una misma tierra.

Samuel Venegas Castillo