
Señora Directora:
La pandemia dio un impulso abrupto para que las empresas implementaran el teletrabajo sin vuelta atrás. Queda demostrado que es factible realizar las operaciones de las distintas áreas de una compañía de manera remota sin bajar la productividad.
Esta apertura de paradigma ha impulsado a los líderes empresariales a explorar otros mercados laborales en busca de talento proveniente de otras latitudes. En este caso, no sólo aumenta la diversidad dentro de la fuerza laboral, sino también permite a las compañías reducir sus gastos. Esto es posible gracias a la diferencia en el costo de vida entre una ciudad de región versus las grandes capitales de Latinoamérica. Un ejemplo, es el gasto mensual de una persona que vive en Santiago en comparación con otra que reside en el sur que es de al menos un 30% más cara. También ocurre en el caso de contrataciones de otros países, donde los empleadores pueden acceder a talento de alta calidad que viene de lugares donde los sueldos de mercado son más bajos, dado el costo de vida de dicho lugar.
Desde ahora, la ubicación del trabajador puede ser un elemento clave, haciendo más competitivos a profesionales que hoy estaban fuera del mercado por el lugar en que residían. Hoy la distancia no es un factor relevante, pues ya se rompió el paradigma del trabajo presencial. El mercado hoy es mucho más amplio y diverso. Ya no importa el lugar en que se desarrolle el trabajo, sólo el talento y compromiso prevalecerán más allá de si se hace en una oficina en Sanhattan o en un palafito en Chiloé.
Joaquín Jiménez