Señora Directora:
Se habla insistentemente de una “nueva normalidad”, término para referirse a la manera de enfrentar la vida con el coronavirus. Es tal vez muy precoz aseverar que el país está en condiciones de asumirla, por muchas medidas que se adopten desde el punto de vista sanitario. Lo único cierto es el cambio de hábitos que implicará esta pandemia y sería más preciso hablar de una realidad cambiante.
Los cambios llegaron para quedarse. Se perfila un nuevo consumidor, cuyos hábitos serán desafiantes en todo ámbito. En términos de salud, habrá una mayor valorización del ejercicio físico, más preocupación por la salud mental y la necesidad de avanzar con más fuerza hacia la telemedicina.
En la alimentación también habrá cambios. Si como sociedad ya veníamos viviendo una tendencia a lo natural, se verá acentuada por la preferencia de alimentos sanos, frescos y, de paso, favoreciendo el comercio local por sobre el retail.
Las finanzas personales serán objeto de más preocupación y cuidado, augurando menor disposición al endeudamiento, un accionar más responsable en gastos, procurando el ahorro, y desde el punto de vista tecnológico, los pagos a distancia o sin contacto. Ello, también implicará desafíos para la industria de la tecnología de la información y las comunicaciones.
En síntesis, asistimos a una época de cambio trascendental en los hábitos. Tal vez dejaremos de ser consumidores del mundo y pasaremos a ser sólo sus usuarios.
Catalina Maluk Abusleme
Directora Escuela de Economía y Negocios
Universidad Central