Señor Director:
Después de ver jugar a Claudio Bravo en el arco del Manchester City en un amistoso en contra del West Ham de Pellegrini, tras 11 meses sin jugar, y luego al leer los destacados comentarios de los expertos, por su excelente perfomance, en la que volvió a mostrar su destreza con los pies, dos tapadas, de esos que nos tenía acostumbrados y la especialidad de la casa -casi ataja un penal-, no cabe ninguna duda de que Bravo, nuestro gran capitán, estaba absolutamente preparado y en una forma física excepcional rara haber custodiado el arco de la “Roja” en la pasada Copa América, pero eso es pasado.
Raya para la suma, no hay que reinventar la rueda, todo indica que con Bravo en el arco en Brasil, otro Chile hubiera cantado, definitivamente es otro Chile, ya no hay más excusas: debe volver para las eliminatorias a Qatar, tal vez un café colombiano, muy bien cargado y amargo del camarín en pleno sea la solución, para que Claudio Bravo retome el arco de la Roja, justo ahora que nuestra Generación Dorada entra en la tierra derecha de su exitosa vida deportiva.
Luis Enrique Soler Milla