Señor Director:
Todos los días se leen noticias de tacos eternos, accidentes y fallecidos; Biotrén con carros destartalados que se incendia en ruta con pasajeros, puentes que, eternamente, no se terminan o que se anuncian y nunca comienzan, claros ejemplos de la pérdida de calidad de vida de los más de 970.000 habitantes del Gran Concepción, léase Concepción, Talcahuano, San Pedro de la Paz, Penco y Chiguayante.
Como respuesta a lo anterior, una asociación gremial penquista está empecinada en levantar una campaña para que el Estado financie un metro subterráneo por más de 300 mil millones de pesos para ir de la estación de Concepción a la UBB, es decir costaría 3 veces el presupuesto total 2019 de nuestra Región del Bío Bío, basada en una encuesta tomada a sólo 591 personas.
Sorprende que dicha campaña minimice los graves costos asociados que se generarían dada la técnica de construcción propuesta “cut & cover”. Esto significa cortar y rellenar las principales y congestionadas avenidas de Concepción, por un plazo no menor a 3 años. Todos sabemos que acá jamás se cumplen los plazos originales anunciados de los megaproyectos, generando un deterioro aún mayor de la calidad de vida, impacto social, económico, político y vial.
Se espera que nuestras autoridades y organizaciones privadas eviten levantar voladeros de luces y sintonicen, urgentemente con las necesidades diarias de las personas de a pie apoyando, con convicción y fuerza, la priorización de la conexión a Chacabuco del puente Bicentenario, el inicio de obras del puente Las Industrias, la extensión del Biotrén, con nuevos carros, a Lota y a Penco, para descongestionar el tránsito, mejorar la calidad de vida y permitir el desarrollo urbano sustentable de los más de 43.000 habitantes de Lota, 90.000 habitantes de barrios postergados como Barrio Cruz, Barrio Norte, Andalién, Cosmito y 47.000 de Penco, al mismo tiempo de implementar la integración del sistema de transporte público con Biobuses eléctricos de acercamiento desde Palomares a las estaciones del Biotrén, dejando el objetivo del Metro para después del 2030.
Arnold Schirmer Prieto