
Los datos de la CASEN nos entregan una mirada sobre pobreza de ingresos, el nuevo mecanismo de pobreza multidimensional, y hasta ahora, los datos de distribución de la riqueza en el país. Desde este análisis, lo que más ha sorprendido es la baja de pobreza de ingreso y multidimensional en la Región del Bío Bío, y los datos de la nueva Región de Ñuble.
La situación de Ñuble, tiene una justificación en la información ya diagnóstica de zonas de rezagos, especialmente del valle del Itata, a su vez, influye en la construcción del indicador, la incidencia de los territorios rurales de este nuevo espacio territorial. Por otro lado, Bío Bío conserva las provincias de Arauco y Bío Bío, las que históricamente han concentrado una mayor cantidad de personas pobres de ingresos, pero al tener una nueva base de personas, la incidencia tenderá a bajar, como se observó en los resultados recién presentados por el Ministerio de Desarrollo Social.
Lo más preocupante vendría a ser la distribución de la riqueza producida por el trabajo, la que tiende a aumentar en los deciles más altos y a disminuir en los más bajos. Este efecto se aminora al incluir el ejercicio distributivo de las políticas públicas. He aquí la gran justificación para que Estado cumpla su rol de proveedor de bienestar, ya que, serán los programas sociales y las transferencias monetarias directas e indirectas las que apuntalen a las familias con menores oportunidades de acceder a al bienestar social que sí pueden alcanzar los deciles más altos.
Finalmente, es necesario pensar la necesidad de retornar a una CASEN que nos entregue datos comunales, para mejorar la focalización en los territorios que concentran mayoritariamente a las familias más vulnerables y pobres del país.
Jaime Contreras Álvarez
Jefe de Carrera
Administración Pública y Ciencia Política
Universidad de Concepción