Carta al director

Retratos de Aurora: Vista de Cóndor

Por: Diario Concepción 01 de Julio 2017
Fotografía: Diario Concepción

¿Cuántas veces ha tomado la calle Esmeralda? ¿Sabe dónde queda? ¿O es tan automática la entrada a Concepción que el entorno queda de lado?

Lo invito, estimado lector, que la próxima vez que tome la Costanera y espere el semáforo para entrar por el Parque Ecuador al centro, mire, mire bien el entorno. Cuando uno entra a Concepción por la costanera lo recibe la historia de la ciudad, o parte de ella, o lo que va quedando. La calle Esmeralda es el paso obligado y resto histórico de esta memoria. El paso sobre nivel como vestigio del Puente Viejo y la pasarela que une las poblaciones de Pedro del Río y la Aurora de Chile, lo reciben a modo de arco de triunfo.

Allí quiero que nos detengamos, que paremos a mirar lo que la ciudad nos ofrece. Casas pequeñas, humildes, pero llenas de calor y memoria. Adoquines que resisten agua y terremotos, y que guardan cicatrices como sus pobladores. Un pasado fabril que fue esplendoroso y se añora. Y gente. Personas, que caminan, salen, entran, cruzan entre las poblaciones. Pero parece un mundo tan lejano que se quiebra con solo avanzar unos pasos hacía la Gran Ciudad que le da la espalda.

Porque convengamos que Concepción no mira al río. Que le da un poco de resquemor codearse con “las poblas” de la Costanera. Pero debemos ser responsables de nuestra memoria, y esto es parte también de este ser penquista.

¿O será por eso que los de la Aurora son aurorinos y no penquistas? ¿Sabía eso? Que la Aurora es la única que tiene gentilicio propio dentro de Concepción. Y eso sí que marca la diferencia. La parada es otra, con orgullo y dignidad, pero también con un pasado que la protege.

Avancemos un poco sí es que me quiere seguir acompañando y no se cansa de caminar y no entrar sobre cuatro ruedas. ¿Subamos por la pasarela? ¿Lo ha pensado como un mirador más del entorno? Como un mirador cómplice y placentero. De allí se puede ver las caras de los conductores circunspectos en el tránsito, otros en sus celulares, otros mirando como sin ver. Y uno ahí, parado en la altura, suspendido en el aire, como los cóndores cuando planean y revisan su territorio.

¡Que lindo lo que se ve desde ahí! Se ve como a pinceladas se fue armando la ciudad. Se ve el río que nos marca un límite, un parque que en alguna época estuvo flanqueado por una cárcel y un manicomio. De un pasaje largo que nos lleva al campus de la Universidad, y de dos brazos estirados que nos invitan a quedarnos.

Y mas allá la ciudad. Esa ciudad de grandes edificios que ahogan el entorno. De torres de más de veinte pisos que no nos dejan ver el cerro. De una ciudad creciente, pero irrespetuosa de sus habitantes.

¿Irrespetuosa? Sí irrespetuosa y maleducada, como toda adolescente. Concepción avasalla, y Aurora la mira y resiste. Concepción no pregunta y avanza. Aurora, se junta y pregunta primero antes de hacer algo. Conce anda a cien por hora, la Aurora va a cumplir cien y pisa firme todavía.

Que buen ejercicio es caminar. Pero más que un ejercicio para el físico, es un ejercicio para la mente. El caminar nos permite divisar diferentes niveles de ciudad, de entornos, de intereses.

Igual que la mirada del cóndor. A veces es conveniente subir bien alto para poder ver la totalidad del paisaje, pero a veces es mejor planear y acercarse a la tierra, al territorio, y poder sentir el olor del pasto.

Lamentablemente, querido lector, no nacimos con alas para hacerlo como el cóndor. Pero nacimos con piernas que nos permiten subir las pasarelas que cruzan las calles y mirar. Tal vez veamos otra ciudad. Tal vez nos sorprendamos con lo que vemos. Tal vez nos guste o no. Pero es lo que somos, es lo que tenemos y lo que construimos.

Como la foto que ilustra esta nota. Una simple foto sacada con una cajita de cartón en la bajada de la pasarela de Esmeralda con calle Errázuriz. Si no sabe dónde queda pregúntele a la Aurora, ella muy amablemente lo va a acompañar y le va a contar su historia. ¡Hasta el próximo click!

Walter Blas
Foto: Miriam Burgos

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