En su aniversario número setenta y siete este proyecto formativo, que en la actualidad está al alero de la Universidad del Bío Bío, camina a paso firme como una institución que es todo un referente en la enseñanza instrumental y vocal.
Han pasado exactamente 20 años desde su muerte y el legado de Laurencia Contreras Lema está intacto. Es más, su amor por la enseñanza de la música se ha multiplicado y esparcido por generaciones.
El Conservatorio Laurencia Contreras , dependiente de la Dirección de Extensión de la Universidad del Bío Bío, cumple este mes 77 años de vida formando a un centenar de exitosos intérpretes que brillan tanto en la Región, el país, como en el extranjero. “No es menor esta cantidad de años, somos una institución muy importante que ha formado a un montón de músicos. Hemos tratado siempre de mejorar y actualizar nuestros programas, comparándonos de forma constante con otras instituciones similares”, apuntó Isabel Almeyda, directora hace poco más de un año del conservatorio.
Nombres como Christian Senn (barítono), Franco Hernández (contrabajo), Mario Alarcón (piano), Karl Figueroa (chelo), Virna Osses (piano), entre otros, han pasado por las dependencias del Laurencia Contreras. Muchas más son profesionales en otras áreas del conocimiento, pero que igual han incursionado en el mundo de la música. También varios de los profesores actuales del conservatorio igual fueron alumnos. “Hay familias completas, que por generaciones han estado en el conservatorio. Sus abuelos, sus padres, después ellos y ahora sus hijos son parte de esta formación. En definitiva, hay una generación en el conservatorio, no es una institución que tiene 77 años porque sí”, destacó Igor Concha, ex director del conservatorio y actual director de Extensión UBB.
Precisamente, no es casualidad tal cantidad de años, siendo para Almeyda lo que marca la diferencia del conservatorio en relación a otras instituciones con fines similares es la seriedad y compromiso que se asume al momento de optar por la formación en algún instrumento. En sus palabras “no solamente tocar por ir a tocar piano, por ejemplo. Te das cuenta que es mucho más difícil la disciplina que tienes que llevar, ser instrumentista es duro, ya que los chicos no sólo aprender a ser disciplinados, también a tener desplante, hay cosas implícitas que no son medibles. El hecho de enfrentarte en un escenario con más de 100 personas es algo que no se tiene oportunidad en los colegios, pero acá es un lenguaje distinto, te abre la mente”.
El plus cultural de la UBB
En la actualidad, el conservatorio imparte cursos en los principales instrumentos doctos y de uso popular. Es decir, en todos los instrumentos de cuerda frotada como el violín, viola, violoncello, cello y contrabajo, además de los instrumentos de viento como la flauta, oboe, fagot, trompeta, corno, tuba, piano, trombón, percusión, canto y guitarra.
“Los cursos son anuales y de pocos cupos, sobre todos los dirigidos a los más pequeños. Todos quienes entran al conservatorio pasan por audiciones, las cuales se abren durante octubre. En detalle, está el kinder 1 y 2, preparatoria 1 y 2. Cuatro años en que los pequeños se forman en el apresto musical, es decir, salen leyendo música. Después de esta etapa ellos eligen un instrumento, de los 10 a 12 años entran a una etapa más madura y pueden tomar las clases de teoría y tomar apuntes (teoría de la 1 a la 5)”, detalló la directora.
Dentro de estas casi ocho décadas, esta institución musical formativa ha forjado importantes alianzas de carácter permanente con el Centro Español, Instituto Chileno Norteamericano, Corporación Cultural de San Pedro de la Paz, con la Escuela de Grumetes. “Somos un plus, la imagen cultural de la universidad que se suma a las otras actividades de las expresiones artísticas como el Teatro UBB, al Grupo de Danzas y Bailes Tradicionales o la Pinacoteca de Chillán y el Museo Marta Colvin, y la editorial universitaria. El conservatorio es súper importante en el quehacer cultural de la ciudad, porque todos lo conocen”, manifestó Concha.
Es importante destacar que quienes participen o forman parte de alguno de los cursos del conservatorio, tienen la opción de participar en cualquiera de las agrupaciones pertenecientes a la UBB, ya sea en el Coro de Cámara, Coro Infantil, Orquesta Infantil -llamada “Orquesta Semillero”-, Ensamble de Vientos (en convenio con Artistas del Acero), Orquesta Sinfónica de la UBB o el Ensamble de Guitarras. “Si se tiene conocimientos se puede entrar en alguna de ellas, agrupaciones que están abiertas a que los alumnos participen. La más compleja sería la Sinfónica UBB, ya que hay que leer música, pero nada más, lo importante son las ganas, agrupaciones que son gratuitas”, apuntó Almeyda.
A lo que el director de extensión añadió: “un alumno, perfectamente comprometido con la música, podría estar de 4 a 6 horas en el conservatorio”.
Si bien uno de los sueños más grandes del conservatorio está en convertir los cursos en una carrera de pregrado -proyecto existente desde el 2008- hay otras metas y objetivos más urgentes e inmediatos de concretar. “Ampliar es nuestro sueño, el tener un lugar adecuado para ensayar, la infraestructura es lo que nos ‘pena’, y después de eso seguir creciendo”, confesó la también guitarrista.
Palabras a las que Concha agregó que “actualmente, no es llegar y abrir una carrera, por lo tanto, nuestra tarea ha sido ordenar el conservatorio, es decir, afianzar lo que hay, proyectar. Teniendo bien la base se puede tener el resto de la ‘torre’ armada, aunque como se dice ‘una casa nunca termina de construirse’, siempre hay algo nuevo”.